Hay algo profundamente triste en ver cómo dos titanes del cine, que marcaron época con actuaciones memorables, estén cerrando sus carreras con proyectos olvidables. Si hace años Robert De Niro parecía atrapado en papeles sin alma, ahora es Al Pacino quien se sumerge en producciones mediocres. “The Ritual”, por desgracia, es una más en esa lista.

“The Ritual” plantea una historia de posesiones demoníacas y exorcismos inspirada en hechos reales. Al Pacino interpreta a un sacerdote veterano reclutado para participar en un exorcismo, acompañando de Joseph Steiger (Dan Stevens). A pesar de que la película se construye sobre una atmósfera oscura y gótica que intenta evocar el terror clásico, el guion se queda corto.

Decir que una película se salva gracias a su fotografía y efectos especiales -es el caso- es como elogiar el mantel en una cena donde la comida está quemada. Sinceramente, no sirve. Es el clásico intento desesperado de encontrar algo positivo cuando todo lo demás se cae a pedazos.

El guion es torpe y está lleno de clichés del cine de posesiones. La trama avanza por caminos tan trillados que parece seguir un GPS del género. No hay riesgo, no hay sorpresa. Solo estampitas sobrenaturales puestas por inercia.

Al Pacino hace lo que puede con el poco material que le dan. Su voz temblorosa y su presencia todavía imponente intentan insuflar vida a un personaje mal construido, pero incluso su carisma parece no encajar en una película tan rutinaria.

Ahora bien, no es que la película sea un desastre absoluto. No provoca indignación, ni enfado, ni siquiera una risa involuntaria. El problema es otro, y quizá peor: es intrascendente. Olvidable.