En mangas de camisa blanca, con un micrófono inalámbrico de diadema que le permitió empezar sentado en el taburete y seguir de pie, con una pantalla a su espalda que desgranaba datos y propósitos, y dos televisiones al fondo que le permitían leer su discurso con naturalidad, el lehendakari, Imanol Pradales, celebró ayer ante un centenar de personas un acto de marketing político de balance de su primer año en Ajuria Enea.

Pradales comenzó agradeciendo la presencia a los asistentes, con quienes aseguró haber estado colaborando estos meses, «de días intensos en los que hay que tomar muchas decisiones, pero que al mismo tiempo pasan muy deprisa». El lehendakari recordó que «hace poco menos de un año PNV y PSE llegamos a un acuerdo de investidura que recoge 1.000 compromisos e iniciativas que responden a un triple objetivo: Fortalecer los servicios públicos, invertir en las transformaciones para preparar el futuro de Euskadi, y reforzar nuestro sentido de comunidad».

Después aseguró que «tras un año de intenso trabajo, ya hemos puesto en marcha el 54% de nuestro programa», lo que significa que han dado los primeros pasos y que sobre el otro 46% todavía no han hecho nada.

El lehendakari dijo luego que, «además, hemos puesto el foco en 10 planes estratégicos para la presente legislatura». Puesto el foco es un término deliberadamente ambiguo, porque en realidad el Gobierno aprobó su «planificación estratégica» hace menos de dos meses, el pasado 15 de abril, y ninguno de los planes está aprobado.

También añadió que «seguimos adelante con nuestro programa legislativo, que contempla aprobar un total de 16 leyes en cuatro años». Pero salvo los presupuestos, de momento solo ha aprobado una sustancial, la de Transparencia, que es, además, la misma de la pasada legislatura.

«RESULTADOS» DE UN AÑO

Imanol Pradales dijo que «recuerdo bien el compromiso que adquirí personalmente y que trasladé el primer día al Consejo de Gobierno: ‘en el plazo de un año espero ver resultados’» y empezó a enumerarlos. Pero de todo lo expuesto solo se pueden dar por logros propios los referidos a las listas de espera si fueran ciertas.

Porque que haya «1.029.149 personas trabajando y cotizando» no se ha logrado en este año, ni que «6.173 jóvenes se han independizado gracias a Emantzipa», porque el programa arrancó al final de la legislatura de Urkullu y para cuando Pradales llegó ya había 6.000 solicitudes. Algo similar ocurre con la gratuidad del aprendizaje de euskara hasta el nivel A1, porque la intención ya la había expuesto Bingen Zupiria siendo consejero de Política Lingüística.

Por no hablar de la apropiación de la gratuidad del transporte público para menores de 12 años, contra la que votaron PNV y PSE cuando EH Bildu lo propuso en el Parlamento en enero de 2022.

OTRO AMBIENTE POLÍTICO

En su discurso, el lehendakari destacó el «debate constructivo» con la oposición y «la forma y el respeto que, en general, se está manteniendo en el debate público vasco». Aseguró que «debemos evitar que el bochornoso ambiente político que se respira en Madrid llegue a Euskadi porque, en ocasiones, también aquí vemos ligeros tics populistas y demagógicos».

Hizo un balance positivo de datos económicos y sociales y añadió que «somos un Gobierno de acción en un escenario de incertidumbre. Un Gobierno que mira a los problemas de frente, arriesga y ofrece nuevas respuestas».

Tras enumerar los tres retos de futuro -el demográfico, la competitividad y la cohesión social- Imanol Pradales cerró su discurso pidiendo a los asistentes que siguieran prestando su ayuda y haciendo propuestas porque queda mucho por hacer.

Después pasó la palabra a Asier Aranbarri, director de Innovación Social y Agenda 2030, quien invitó a los asistentes al Atrio de Lehendakaritza a que cogieran sus móviles, escanearan un QR y respondieran a dos preguntas que se les presentaban: «Cuáles son los valores y cualidades que asocias con Euskadi Berria» y «cuáles son los retos para seguir creciendo en bienestar».

Para acabar el lehendakari, Imanol Pradales, pidió a todos los consejeros y consejeras del Gobierno de Lakua más amplio de todo este siglo, que subieran al estrado para hacerse la foto de equipo y aplaudirse entre ellos.