Segundas partes
Las circunstancias y/o el contexto se tornan fundamentales en casi todas las situaciones en las que se intenta convencer a unas mayorías sociales sobre el valor de algún asunto comunicativo o televisivo. Desde hace unos meses en RTVE se ha emprendido un camino haca la popularización de sus contenidos. Se trataba en volver a rescatar programas, ideas o conceptos que sirvan para acabar con un cierto tufo de cadena atascada o situada en territorios poco atractivos para públicos más abiertos a nuevas experiencias, cuestión de difícil detección.
Pongamos que la clave de bóveda fue “La resistencia” que se contrató a todo su equipo y se la colocó justo detrás del telediario de la noche y provocó un corrimiento de audiencias, un terremoto político, unos debates cargados de ignorancia y lógica partidista que abrumaron por venir de partidos que manejan televisiones autonómicas con aires autoritarios y fuera de cualquier norma televisiva de mercado.
Entendimos esos cambios, esencialmente porque fueron un acierto, lo que no se ha podido demostrar son las razones para contratar al equipo de “Sálvame” para ocupar la tarde de TVE con un programa descabellado, “La familia de la tele” que sufrió la mayor cura de humildad, los públicos no les siguieron, fueron perdiendo audiencia, se les fue reduciendo el horario y hoy ya son triste historia televisiva. No cuajó, no se entendió esta segunda, tercera o cuarta parte de un modelo televisivo obsoleto que se quiso reivindicar cuando lo que había que hacer era olvidarlo, como así lo hizo la audiencia y otras cadenas comerciales.

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