GARA
DOHA-TEHERÁN
EL INFIERNO EN GAZA INCENDIA ORIENTE MEDIO

Irán responde a EEUU y lanza misiles contra sus bases en Qatar e Irak

Irán respondió al ataque contra sus centrales nucleares con el bombardeo de la base militar de EEUU de Al-Udeid, en Qatar, y bases en Irak. Qatar afirmó haber derribado los misiles y prometió responder. A la vez, Israel retomó el testigo de EEUU y volvió a lanzar un fuerte ataque a Irán, que incluyó una prisión. Washington y Tel Aviv insinúan cada vez más un «cambio de régimen».

Restos de un misil iraní interceptado en el ataque de ayer en Qatar.
Restos de un misil iraní interceptado en el ataque de ayer en Qatar. (AFP)

La Guardia Revolucionaria de Irán lanzó ayer varios misiles de represalia contra la base de Al-Udeid que EEUU tiene en Qatar, para responder a la «flagrante agresión del régimen criminal» de Estados Unidos sobre sus instalaciones nucleares.

Afirmó que utilizó «el mismo número de misiles que EEUU usó en su ataque e insistió en que «la República Islámica de Irán no dejará sin respuesta bajo ninguna circunstancia ningún ataque a su integridad territorial, soberanía y seguridad nacional».

«Esta acción no representa ninguna amenaza para nuestro país amigo y hermano, Qatar», añadió.

Sin embargo, Qatar denunció el ataque como «una violación flagrante» de su soberanía, su espacio aéreo y del derecho internacional, y advirtió de que se reserva el derecho a «responder directamente, de forma proporcional».

Señaló también que las defensas aéreas qataríes «frustraron el ataque e interceptaron con éxito los misiles iraníes».

El Pentágono confirmó que la base fue atacada con misiles de corto y medio alcance, pero que no hubo bajas entre el personal estadounidense.

Qatar ya había cerrado su tráfico aéreo después de que Irán amenazara con tomar represalias por los bombardeos estadounidenses.

Situado a 190 kilómetros al sur de Irán al otro lado del Golfo, el país alberga la base Al-Udeid, la mayor base estadounidense en Oriente Medio en términos de personal con unos 10.000 efectivos, y fue una de las paradas del presidente Donald Trump en su reciente gira por Oriente Próximo.

El ataque en Doha era una de las respuestas esperadas. La base aérea, en la que también hay personal militar británico, se encontraba «en estado de máxima preparación» para cualquier eventualidad. Entre el 5 y el 19 de junio, EEUU había retirado decenas de aviones de las pistas de la base.

El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas iraníes, Abdolrahim Mousavi, había prometido «acciones firmes» tras el bombardeo estadounidense de instalaciones nucleares en Irán. Ali Akbar Velayati, asesor del líder supremo iraní, ya había amenazado con tomar medidas contra las bases estadounidenses en Oriente Medio.

Las embajadas de EEUU, Gran Bretaña y Canadá en Doha habían aconsejado a sus ciudadanos que «se refugien hasta nuevo aviso».

También en Bahrein, que alberga la Quinta Flota estadounidense, la embajada y las autoridades tomaron medidas de alerta.

EEUU entró de forma directa en la guerra abierta contra Irán bombardeando los centros nucleares iraníes de Isfahan, Natanz y Fordow.

Irán también lanzó ayer varios misiles hacia Israel que hicieron sonar las alarmas en varias áreas del centro y norte del país sin que las autoridades informaran de heridos. Uno de los misiles cayó cerca de «una infraestructura estratégica» y causó cortes en el suministro de miles de viviendas.

El Ejército iraní había advertido a Trump de que la guerra que ha empezado con Irán la «acabará» Teherán y avisó a Washington de «consecuencias graves, lamentables e impredecibles» por los ataques contra su suelo.

CAMBIO DE RÉGIMEN

Antes de la operación iraní, Israel había tomado el relevo de Washington y volvió a lanzar otra oleada de ataques contra Irán. El ministro israelí de Defensa, Israel Katz, afirmó que estos bombardeos tuvieron «una fuerza sin precedentes». En esta oleada, 50 aviones de combate lanzaron más de 100 proyectiles, según el Ejército israelí. Katz amenazó, además, con castigar al líder supremo iraní, Ali Jamenei.

Entre los ataques de ayer, fue bombardeada la prisión iraní de Evin, en Teherán, donde están recluidos cientos de opositores, y con la que Israel apunta a forzar una caída del régimen islámico. Así lo planteó el ministro de Exteriores, Gideon Saar, que comunicó este ataque instando a Irán a que cese la represión contra civiles y citando al presidente ultraderechista argentino, Javier Milei: «¡Viva la libertad, carajo!». Israel también ha bombardeado bases policiales e infraestructuras más allá de centros militares.

El portavoz del Gobierno israelí, David Mencer, afirmó que el objetivo de Israel «no es un cambio de régimen, pero podría ser la consecuencia». Ese objetivo está también cada vez más presente en la retórica de EEUU. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, señaló que podría ser el caso «si el régimen iraní se niega a llegar a una solución diplomática pacífica».

Aunque su vicepresidente JD Vance lo había negado, el domingo Trump volvió a sugerirlo al señalar que «no es políticamente correcto usar el término 'cambio de régimen', pero si el actual régimen iraní no puede hacer Irán grande de nuevo, ¿por qué no habría un cambio de régimen?»

El mandatario concluyó su mensaje con las siglas MIGA, en referencia a Make Iran Great Again, emulando su lema de campaña MAGA.



La UE exige a Teherán

El Consejo de Exteriores de la UE puso ayer el foco en exigir a Irán que negocie obviando las agresiones israelíes y estadounidense al país persa. La responsable de la diplomacia de la UE, Kaja Kallas, advirtió de que el cierre del estrecho de Ormuz que ha exigido el Parlamento iraní en respuesta a EEUU «sería extremadamente peligroso y no sería bueno para nadie», al tiempo que aseguró que los socios comunitarios están «centrados en la solución diplomática» pese a que fue EEUU el que cerró esta vía con bombas. El ministro francés, Jean-Noel Barrot, señaló que la negociación que propone la UE busca la reversión «durante años y décadas» del programa nuclear iraní, que consideró una amenaza «existencial» para Israel y Europa. El canciller de Alemania, Friedrich Merz, fue más allá y sostuvo que no ve motivos para criticar los bombardeos lanzados por Israel y EEUU en Irán.GARA



Putin recibe al ministro de Exteriores iraní

El ministro de Exteriores de Irán, Abbas Araqchi, fue recibido ayer por el presidente ruso, Vladimir Putin.

«En esta nueva y peligrosa situación (...), nuestras consultas con Rusia pueden ser sin duda de gran importancia», declaró Abbas Araqchi a su llegada a Moscú. El jefe de la diplomacia iraní, quien hizo escala en Estambul, mantuvo consultas «con el presidente (ruso) y otros funcionarios (...) sobre la situación regional e internacional tras la agresión militar de EEUU y el régimen sionista contra Irán».

Rusia denunció los bombardeos «irresponsables» contra su principal aliado en Oriente Medio.

Ya el 13 de junio, el primer día de los ataques israelíes contra Irán, Putin ofreció su mediación, recibida con frialdad por la UE, que pone en duda su objetividad. El propio Kremlin constató «reticencias» de Israel.

Rusia ha mantenido históricamente, desde tiempos de la URSS, buenas relaciones con Israel, donde vive una amplia comunidad rusófona, pero estos lazos se han visto afectados desde el inicio de la ofensiva rusa en Ucrania y la guerra israelí contra Gaza.

Moscú, marginada por Occidente, se ha acercado mucho a Teherán. Ambos países firmaron en enero un Tratado de Asociación Estratégica Integral, para fortalecer sus vínculos militares, lo que, sin embargo, no incluye un pacto de defensa mutua como el que sí liga a Rusia y a Corea del Norte. Rusia ve con pavor un cambio de régimen en Irán, su socio regional más importante desde la guerra en Ucrania.

Kiev acusa a Teherán de suministrar drones, los famosos , y misiles de corto alcance a Moscú.

El Kremlin tiene en mente el reciente cambio de régimen en Siria, al que apuntaló implicándose de lleno en la guerra civil del país en 2015, lo que le sacó del aislamiento internacional tras la anexión de Crimea un año antes y le convirtió en un actor ineludible en Oriente Medio. El desplome del régimen de los Al-Assad le hizo perder pie.

El presidente de EEUU, Donald Trump, no había rechazado los cantos de sirena de su amigo Putin para mediar con Irán. Dentro de los cálculos del Kremlin estaba pedir a cambio un aligeramiento de las sanciones y un reconocimiento de sus reivindicaciones territoriales en Ucrania.

La implicación directa de EEUU en la guerra lo embrolla todo.

Pero de lo que no hay duda es de que el incremento del apoyo ruso al programa nuclear, que ya se da de facto con la construcción de centrales atómicas como la de Busher, estuvo ayer en la agenda Putin-Araqchi. D.L.