Raimundo FITERO
DE REOJO

De sexta generación

El incendio de Lleida en el que murieron dos granjeros nos aporta una información que inquieta sin entenderla en su totalidad. Hablan los expertos de que estamos ante un incendio de sexta generación y se adjunta unas imágenes de lo que se llama pirocúmulo, que, en su coyunda, crearon un fenomenal incendio que avanzaba a una velocidad excepcional. Añado de manera sorprendente unas declaraciones de expertos forestales que aseguran que existen demasiados bosques, con lo que debo recurrir a la salvación por los métodos analógicos y digitales para desentrañar algo de este cúmulo de vectores sobre una realidad incontrovertible sobre los incendios.

La violencia del fuego de estos incendios crea tormentas. Tienen vida propia. Generan tal cantidad de energía y de calor que son capaces de alterar las condiciones climatológicas de su entorno y eso lleva a los pirocúmulos, nubes de fuego que arrasan miles de hectáreas a una velocidad imposible de contener, creando remolinos de fuego. Quizás sea una descripción menos poética que el infierno dantesco, pero algunas imágenes nos dejan al borde de pánico. Por cierto, otro incendio en Lleida produjo el corte de la circulación de trenes de alta velocidad.

El president Illa habla de demasiada masa forestal y el sector que el bosque catalán es «un polvorín». «El abandono de las tierras marginales y menos productivas ha hecho que la superficie forestal haya ganado en torno a un 20% en los últimos años», según Rosendo Castelló, presidente del Consorci Forestal de Catalunya. Agricultura, bosques, clima, equilibrio. ¿En qué quedamos?