Encierro con embestidas en plaza, retraso, lluvia y masa humana
Masificación, suelo mojado y los erráticos Escolar. Tres factores de riesgo sumados para el sexto encierro sanferminero, que desembocaron además en dos toros de José Escolar sueltos en el ruedo y dos embestidas sin cornada.

Los abulenses José Escolar protagonizaron un encierro muy tenso por diferentes factores sumados y que concluyó con dos morlacos sueltos en el coso, uno por cada lado.
El que fue para la derecha al entrar al ruedo pegó una embestida contra cuatro corredores. El otro pudo ser conducido a los corrales por los dobladores tras barrer las piernas de los corredores refugiados en las tablas.
Para entonces habían pasado dos minutos y 40 segundos desde que se abrieron los corrales 850 metros abajo.
La primera de las acometidas citadas alcanzó primero a tres mozos, uno de los cuales se salvó al quedar su pecho entre los dos pitones. Pero en la misma arrancada resultó alcanzado un cuarto con camiseta de rayas blancas y negras, al que el toro prendió del pantalón por la parte trasera, sin consecuencias.
Hasta ese momento final, eso que los expertos llaman «nobleza» de los toros impidió males mayores. Para empezar, en el «túnel» de Santo Domingo un corredor cayó y fue pisoteado por toda la manada.
En Estafeta no faltaron imprudencias a las que los bureles no prestaron atención. Ya en Telefónica, un Escolar cayó, pero para reincorporarse con rapidez. Y en la plaza se produjeron los momentos más inquietantes de la carrera.
Pese a que las imágenes hacían temerlo, no se registraron cornadas en la Plaza de Toros. Un corredor sí tuvo que ser atendido ahí por contusión abdominal.
CAE UN TROZO DE BALCÓN
El encierro comenzó un par de minutos tarde por una incidencia en Santo Domingo, concretamente la caída de una pieza de un balcón de un tercer piso, que golpeó en el hombro a una persona. El balcón tuvo que ser luego asegurado por los bomberos.
El incidente se produjo pocos minutos antes del cohete, por lo que se demoró un par de minutos, lo mínimo.
Llovió durante la noche y también chispeaba a la hora de la carrera. De hecho, en algún tramo incluso se veían pequeños charcos sobre la loseta.
Más que el agua preocupaba la masa de gente. La Municipal sacó media hora antes a empujones a muchos que solo querían curiosear, por la Bajada de Javier sobre todo.

El servicio de ambulancias de Osakidetza, de camino a urgencias

Peixoto, euskararen eskutik abertzaletu zen betiereko militantea

El PP amenaza con el exterminio político a EH Bildu y sin tener turno de palabra

El exalcalde de Hondarribia fichó por una empresa ligada a Zaldunborda
