Unai PASCUAL
Miembro de ZigoitiaBai
GAURKOA

Agosticidio: frente al atropello, la razón

Nos quieren exhaustos. Nos quieren débiles. Nos quieren callados. No lo han conseguido pese a obstinarse en su empeño. A las puertas del verano, la multinacional Solaria volvió a presentar su macroproyecto Zierbena Solar 2-3-4, consistente en tres parques industriales fotovoltaicos con más de 100.000 placas solares en cada uno en Araba, y la línea de transporte de electricidad de (muy) alta tensión de más de cien kilómetros hasta Zierbena.

Solaria es ya de sobra conocida, y no por su manipulador green-marketing, sino por ser realmente lo qué es: una empresa depredadora o green-grabber. Solaria sabe que no es bienvenida en Araba. Tras llevar varios años merodeando, en mayo de 2024 lanzó su misil con los proyectos Zierbena Solar 2, 3 y 4, y la línea hasta Zierbena. Zigoitia, en las faldas del Gorbea, se organizó en torno a la asociación ZigoitiaBai para denunciar el proyecto, y comenzaron a crearse nuevas plataformas y asociaciones en Gorbeialdea y en el resto de Araba. Pronto se creó una universidad popular con la colaboración de académicos, con el fin de informar y formar a la población sobre en qué consiste una transición energética justa en contraposición al proyecto de Solaria. La gente se ha estado formando y movilizando y, además, se han tenido rondas con partidos políticos, sindicatos, visitas al Parlamento de Gasteiz y un largo etcétera de actividades durante el último año.

Más aún, se configuró un grupo multidisciplinar para elaborar alegaciones de carácter técnico al macroproyecto de Solaria en un contexto kafkiano. Una vez que Solaria presentó su proyecto al Gobierno Vasco en mayo de 2024, este, por medio de su Consejería de Industria, lo lanzó a información pública por un periodo de 30 días. Conseguimos que Industria prolongase el periodo de alegaciones 15 días más, aduciendo que no era posible estudiar la cantidad de información (miles de páginas, con información técnica: modelos, mapas, etc.) en tal corto periodo de tiempo, y menos aún redactar las alegaciones desde un punto de vista técnico. Pues bien, en esos 45 días presentamos informes periciales y análisis técnicos para demostrar el sinsentido del proyecto de Solaria. Fueron alegaciones de más de 500 páginas y un sinfín de horas de trabajo realizado de forma altruista por muchos expertos en materias como cambio climático, energía, fauna, flora, geografía, cultura, economía, derecho, etc. Presentamos las alegaciones técnicas en tiempo y forma al Departamento de Industria del Gobierno Vasco el 8 de julio de 2024. También se presentaron miles de alegaciones populares.

Nos ha tocado también entender los entresijos del proceso administrativo en el que estábamos inmersos. Supimos que nuestras alegaciones fueron recibidas por la Consejería de Industria, y que esta se las hizo llegar a Solaria. Kafka no se asombraría al saber que, utilizando el material de las alegaciones, Solaria modificó su proyecto y lo volvió a presentar a Industria hacia febrero del 2025, sin que la Dirección de Medio Ambiente del Gobierno Vasco, quien debe realizar la Declaración de Impacto Ambiental del proyecto, ni siquiera se pronunciase. Y no solo eso; el Gobierno Vasco no respondió a nuestras alegaciones técnicas. Kafka claro, seguiría sin sorprenderse, o quizás sí, cuando el pasado 17 de junio, tras más de tres meses de parón en el Gobierno Vasco, Industria volvió a sacar el (modificado) proyecto de Solaria a información pública. Más kafkiano aún resulta que Industria nos denegó nuestra petición formal para extender el periodo de alegaciones por quince días adicionales para poder preparar la nueva remesa de alegaciones técnicas, con el argumento que esta extensión de tiempo iría en contra de los intereses de Solaria, denotando mala fe, creando indefensión al coartar a la ciudadanía su derecho de participación efectiva.

En treinta días hemos vuelto a estudiar el proyecto de Solaria, la cual se enroca en su visión depredadora del territorio. Por poner varios ejemplos, no resuelve las severas afecciones a la biodiversidad, ni al paisaje, ni al tejido social, cultural y económico. Más aún, sigue persiguiendo grandes extensiones de suelos agrarios de alto valor estratégico. Tampoco respeta aspectos tan evidentes como los quinientos metros de distancia de los enormes parques fotovoltaicos a los núcleos urbanos, una distancia marcada por el Plan Territorial Sectorial de Energías Renovables del Gobierno Vasco, actualmente en fase de aprobación provisional.

No nos cabe duda que Kafka alucinaría al saber que Solaria, sin pudor, en su propio estudio de impacto ambiental reconoce, aunque de forma sibilina e implícita, que tiene en cartera alrededor de treinta macroproyectos más para Araba de la misma envergadura que se unirían a la línea hasta Zierbena. ¿Y todo esto para qué? Nos quieren hacer creer que Solaria quiere venir a Araba para ayudar a descarbonizar la industria vasca. Vaya sarcasmo, cuando es la misma Solaria la que tiene proyectos para la construcción de grandes centros de datos los cuales se alimentarían de los macroparques fotovoltaicos. A Solaria ya no le quedan más caretas. Se lo dijimos en persona y se lo volvemos a decir alto y claro: utzi Zigoitia eta Araba pakean.

El 30 de julio volvimos a presentar alegaciones técnicas al nuevo proyecto de Solaria. ¿Exhaustos? No cabe duda de que el proceso hace mella. ¿Débiles? Todo lo contrario. ¿Callados? Nunca. Somos más y más fuertes, mejor organizados y con razones suficientes para impedir que Solaria se arrogue el derecho de hacer de Araba su far west particular.