Gaizka IZAGIRRE
HERNANI
PORCO ROSSO

Mejor cerdo que fascista

L os seguidores de Ghibli estamos de enhorabuena, ya que numerosas salas de cine están aprovechando los aniversarios para proyectar nuevamente en pantalla grande las obras maestras de Hayao Miyazaki. Esta vez le toca el turno a “Porco Rosso”.

Porco Rosso no es un aviador corriente. De hecho, su nombre le viene por una maldición que sufrió años atrás y que transformó su cuerpo humano en el de un cerdo gigante. Desde entonces, Porco trabaja como cazarrecompensas y protector de los barcos que sufren el ataque de los piratas del Adriático.

En una escena memorable, Donald Curtis, un piloto estadounidense, pregunta a Porco Rosso por qué no se une a la Legión Cóndor. La respuesta de Porco, sencilla pero contundente, es: «mejor cerdo que fascista». Esta frase refleja claramente la postura antifascista del personaje y, por extensión, la del propio Miyazaki. Este equilibrio entre entretenimiento y mensaje político es uno de los mayores logros de Miyazaki en esta obra.

Este filme no solo es una joya de la animación, sino también una contundente declaración contra la opresión y la intolerancia. Es una de las obras más personales y singulares de Miyazaki, una fábula animada que combina aventura, romance y un trasfondo político.

En cuanto a lo técnico, sobra decir que, siendo una producción de Ghibli, cada detalle ha sido trabajado con una dedicación y esmero excepcionales: es un auténtico festín visual.

“Porco Rosso” se estrenó por primera vez en 1992, pero su mensaje y sus temas siguen siendo extraordinariamente relevantes en la sociedad actual.

Háganse un favor: si ya la han visto, vuelvan a disfrutarla en cines. Y quienes aún no le han dado una oportunidad, ya saben qué hacer.