U na de las novedades más destacadas de esta secuela es la incorporación de “las Tipas Malas”, un equipo de criminales compuesto por mujeres. Un cambio refrescante en comparación con la primera entrega, donde la presencia femenina era casi inexistente.

Después de los acontecimientos de la primera, los protagonistas reformados intentan llevar una vida honesta. Sin embargo, sus planes se ven trastocados cuando una nueva banda de delincuentes los secuestra y los obliga a participar en un atraco a escala mundial.

La película ofrece justo lo que promete: personajes carismáticos, entretenimiento, humor (con chistes algo básicos), acción y un enfoque que se aleja de la moralina para centrarse en el puro disfrute.

Visualmente, se mantiene fiel al estilo de la primera película: un 3D estilizado con texturas que evocan la acuarela, la tinta y la ilustración artesanal. Su estética sigue bebiendo del cómic, con líneas que no siempre son nítidas ni perfectas, lo que le da un acabado más artístico y menos fotorrealista.

Narrativamente, vuelve a combinar el cine de acción y atracos con comedia familiar. El guion es ágil, los diálogos funcionan y el ritmo es dinámico (quizás demasiado para los más pequeños).

Si disfrutaron la primera, se lo pasarán bien con esta. Eso sí, es difícil ignorar la sensación de déjà vu: básicamente es la misma fórmula, solo que disfrazada con colores nuevos y personajes adicionales.

No hay nada en “Los Tipos Malos 2 “que la eleve por encima de otras propuestas animadas del momento, pero tampoco comete errores graves como para caer en la mediocridad.

La película es correcta, simpática y cumple aunque probablemente la olviden en poco días.