Amparo LASHERAS
Periodista
JOPUNTUA

Cuando los libros nos eligen

Agosto, y más si es caluroso, es un tiempo que invita a la lectura tranquila y por tanto a disfrutar de la literatura. Las altas temperaturas crean un desasosiego tórrido en el ánimo y un libro en la penumbra de una siesta o en el silencio de la noche puede ser el refugio que nos reconcilie con veranos anteriores. Hace unos días fui a la librería que unos amigos han abierto en el casco viejo de Gasteiz. Existen locales especiales donde los libros no esperan a ser descubiertos, son ellos los que te encuentran y te eligen. Liburutopia es uno de ellos. Al menos eso es lo que me ocurrió con la novela de Javier Peña “Tinta invisible” (2024). Les explico por qué.

El último verano en la vida de mi compañero fue tan caluroso como éste. La lectura y la música se habían convertido para él en una salvación tan efectiva como el oxígeno que desde hacía meses le ayudaba a vivir. Yo acababa de leer “¡Ese era mi bistec, Valance! El western de la contracultura en 20 películas (1960-1980)”. Me lo había regalado un amigo, y en los días que duró aquella ola de calor hablamos del libro y de cine; de los westerns que habíamos visto, de la música que los hizo inolvidables, de los directores que los dirigieron y de los recuerdos que nos unían a ellos. Javier Peña dedicó su obra “Tinta invisible” a su padre que, como mi compañero, murió también de fibrosis pulmonar idiopática. Desde el primer capítulo me identifique con él porque el libro relata esos momentos en que intentamos “engañar al tiempo” para no mirar la evidencia de la muerte.

Las historias que se compartieron o que se leyeron, o las canciones que se escucharon reaparecen y la inquietud se detiene. Y es que, al fin y al cabo, la literatura que sueña, emociona y piensa suele ser un compendio de historias vividas que, luego, alguien las imagina hasta convertirlas en novelas o películas que marcan nuestros años.

“Las historias nos conforman y nos salvan -escribe Javier Peña- y, si son valientes y honestas, harán que otros puedan volar”.