«Nuestro objetivo es muy claro: queremos zarpar con docenas de barcos con ayuda humanitaria, para romper el asedio ilegal y inhumano de Israel». Así de contundente se pronunció ayer la activista sueca Greta Thunberg antes de partir rumbo a Gaza en uno de los barcos que forman la Global Sumud Flotilla. Una nueva iniciativa solidaria que zarpó desde Barcelona con más de 300 personas a bordo. Cuatro de ellas llegadas desde Euskal Herria. Otras cuatro embarcaciones partieron de Génova.

En una rueda de prensa ofrecida en el Moll de la Fusta de Barcelona, Thunberg, que ya participó en un convoy anterior, apeló a la resistencia de la ciudadanía ante el «fracaso» de la comunidad internacional, dividida e incapaz de parar el genocidio perpetrado por el Gobierno israelí. «Esta historia es, también, sobre un levantamiento global, sobre cómo la gente está dando un paso al frente cuando los gobiernos fallan», manifestó.

En el mismo sentido se pronunciaron el actor irlandés Liam Cunningham, y su compatriota, el cómico y escritor, Tadhg Hickey, que incidió en que este tipo de misiones civiles no serían necesarias si los gobiernos europeos actuaran.

El actor catalán Eduard Fernández, por su parte, aseguró que no tiene palabras para hablar de Gaza. Para él la situación de la Franja, con cientos de miles de personas sometidas a bombardeos diarios y a la hambruna, es un espejo que refleja a todos, quieran o no. «Cada barco que parte hacia Gaza es un grito de dignidad», añadió ante los medios.

El portavoz de la escuadrilla, Saïf Abukeshek, también hizo hincapié en que «lo que está pasando en Gaza no es un desastre natural. No podemos ignorar que se está matando de hambre a los palestinos». Y su compañero Thiago Ávila se mostró esperanzado en poder llegar a la orilla gazatí: «De verdad creemos que romperemos el bloqueo, llevamos más barcos que en todas las misiones anteriores juntas. (...) No es solo una misión en barco, estamos articulando un movimiento global de masas».

A este respecto, conviene señalar que la flota está integrada por medio centenar de embarcaciones procedentes de toda Europa, que zarparán en distintas etapas. Ayer salieron desde Barcelona y Génova y el 4 de septiembre lo harán desde Túnez, Grecia y Sicilia. Todas se reunirán en aguas internacionales, donde continuarán su ruta hacia Gaza con la participación de unos dos mil activistas procedentes de más de cuarenta países.

También viajan políticos en los barcos, entre ellos el concejal de ERC en Barcelona Jordi Coronas, que capitanea uno de los navíos; la diputada de la CUP en el Parlament Pilar Castillejo; o la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau. Esta última aseguró que «la causa palestina es la causa de la Humanidad». «Y si Gaza no se rinde, nosotros no nos podemos rendir», enfatizó.

Además, pasaron por el Moll de la Fusta para mostrar su apoyo el presidente de ERC, Oriol Junqueras, y la eurodiputada de ese partido Diana Riba; la eurodiputada de Podemos Irene Montero; la secretaria general de Podemos, Ione Belarra; el diputado del PSC en el Parlament Ferran Pedret; el eurodiputado de los Comuns Jaume Asens, y la parlamentaria de EH Bildu en Gasteiz Amancay Villalba.

La parlamentaria vasca hizo hincapié en que «la causa palestina es la causa de la humanidad, nuestra propia causa, la causa de todos los pueblos que luchan por decidir libremente su futuro». Además, denunció la «tibieza decepcionante» de la comunidad internacional.

«Estamos viendo cómo el Estado de Israel está actuando impunemente y sigue agudizando el genocidio contra el pueblo palestino. Estamos ante una situación que empeora cada día. Un horror televisado que acumula por miles y miles de personas asesinadas», censuró.

APOYO DE EUSKAL HERRIA

Desde suelo vasco también hubo acciones este fin de semana de apoyo a la flotilla de la libertad. El viernes tuvo lugar una manifestación en Gasteiz y ayer a mediodía se realizó una concentración en el Puente de la Ribera de Bilbo.

«Mientras en tantos países del mundo la población nos movilizamos una y otra vez en apoyo a Palestina y contra el genocidio los gobiernos callan. No rompen relaciones con el Gobierno de Israel. No dejan de enviar armas. No se hace boicot a las empresas sionistas. En Gaza no queda ningún lugar seguro en el que vivir», criticaron. Y alzaron la voz para decir alto y claro que «no queremos ser cómplices y por ello en las calles, en los puertos, en nuestros balcones llenos de banderas palestinas y en todos los lugares que podamos y con todos los colectivos que se movilizan seguiremos denunciando».

Ahora las miradas están puestas en la respuesta israelí, que en anteriores ocasiones no ha dudado en atacar a los convoyes humanitarios. Ni en detener a las personas que iban a bordo. El último barco que trató de romper el asedio, el “Handala”, fue interceptado a cuarenta millas náuticas de Gaza el 26 de julio.