Los lunes tiene mala fama, pero acostumbran a darnos material para la estupefacción de toda la semana. En el orden de la política partidista se aprovecha la resaca del fin de semana para poner sobre la mesa camilla o la mesa del forense tertuliano sendas argumentales que se deben seguir de manera obligada, dependiendo, siempre, de la cantidad de prebendas institucionales que cada medio «independiente» reciba. Dicho de otra manera, los guionistas van estilizando su estilo guerrero a base de mentiras y tics totalitarios que son expresados de manera coral por los militantes en todos los gremios, con toga, con ordenador, con taxi, da lo mismo, todos deben montarse en el dragón de los insultos y las descalificaciones como si fueran un ejército de fanáticos a los que se les ha prometido un cielo lleno de cargos, carguitos y mamandurrias en cuanto llegue al gobierno esa subespecie de líderes de la nada que buscan el pasado franquista de una manera escandalosa.

Siendo lunes, podemos plantearnos libremente dudas fuera del mensaje oficialista tan melifluo con el crecimiento fascistoide. Llevo tiempo hablando de la extrema derecha española bicéfala que cada vez se va confirmando con hechos. Por ello, el mantra de que PP imita a Vox en una equivocación táctica es una falacia. La estrategia es de crecer a la par. Vendrá después la cuenta de votos, los escaños y las posibilidades de gobierno. Y ahí solamente habrá una pelea técnica para repartirse el botín y las cuotas de poder efectivo. Los objetivos son claramente los mismos y trabajan coordinadamente para lograrlos. En lunes o en viernes y festivos.