Arnaitz GORRITI
VUELTA 2025

Palestina se impone al simple show

Egan Bernal, superando a Mikel Landa en un mano a mano al sprint, se llevó la decimosexta etapa de la ronda española, una jornada que se recortó ocho kilómetros por la organización a cuenta de las protestas contra la presencia de Israel en la prueba.

Desde la salida, el apoyo a Palestina fue quedando bien patente.
Desde la salida, el apoyo a Palestina fue quedando bien patente. (Miguel RIOPA | AFP PHOTO)

Conforme avanzan las etapas de la Vuelta 2025 la situación se está volviendo más insostenible por la presencia contumaz del equipo Israel en el pelotón. Si en Figueres y Olot fueron parones puntuales y casi anecdóticos de la carrera, en la etapa de Belagua ya se vio el primer aldabonazo con una masiva presencia de banderas palestinas y una beligerancia mayor con el equipo israelí, sabedores de que la realidad en Palestina está yendo a peor por momentos y no tiene visos de mejorar.

Ya en Bilbo la acción popular consiguió que se cortase la etapa a tres kilómetros de meta y no hubiera ganador, y aunque parecía que tras el paso por Euskal Herria el pelotón iba a vivir un final de Vuelta más calmado, la realidad dice claramente que no.

Y también se ve que con poner la tirita de quitar el nombre de Israel de los maillots no es suficiente, como tampoco refrena la reivindicación de los aficionados la ingente presencia policial ahora que la ronda hispana ha pasado por Asturias y ha entrado en Galicia.

El triunfo de etapa que se iban a jugar entre Egan Bernal y Mikel Landa quedó deslucido porque la llegada al alto de Castro de Herville se vio recortada. Ocho kilómetros menos que supuso dirimir la etapa en un sprint en el que el colombiano de Ineos batió al de Murgia en el mano a mano.

Pero lo cierto es que esta decimosexta etapa de la Vuelta, llamada de «media montaña» entre Poio y Castro de Herville, fue un hervidero de protestas ante una presencia del equipo Israel que, es bien obvio que es cada vez más insostenible, y más viendo el cariz de las etapas que llegan: subida al Morredero, contrarreloj en Valladolid, subida a la Bola del Mundo y llegada a Madrid, algo cada vez más improbable mientras el conjunto israelí se empeñe en continuar por la ronda española, a pesar de ser consciente de que su expulsión traería una paz absoluta al pelotón. Una paz barnizada como una victoria de la gente que no piensa renunciar al civismo y a la humanidad solo por ver el espectáculo de lo que se hacía llamar la «serpiente multicolor».

Ya la salida neutralizada en Poio se tuvo que alargar varios kilómetros a cuenta de las protestas. Por más que se empeñen en aumentar hasta el paroxismo el número de agentes y por más agresivos que estos se pongan con los aficionados, no se puede tapar el sol con un dedo, de forma que los corredores y la organización han de ser cada vez más conscientes de que mientras Israel quiera seguir paseando por la Vuelta, la respuesta que se va a encontrar va a ser la vista ayer, una respuesta retroalimentada por las protestas de días anteriores y que da aire para que sigan con fuerzas redobladas en los próximos días.

FUGA DE NIVEL

Por encima de cualquier protesta, la escapada del día se dio sin problemas: Marc Soler (UAE), Andrea Bagioli (Lidl-Trek), Jefferson Cepeda (Movistar), Nico Denz (Red Bull), Mikel Landa y Mauri Vansevenant (Soudal), Egan Bernal y Bob Jungels (Ineos), Sean Quinn (Education First), Finlay Pickering (Bahrain), Clément Braz Afonso, Rudy Molard y Brieuc Rolland (Groupama), Victor Guernalec y Louis Rouland (Arkéa), Kevin Vermaeke (Picnic) y Jake Stewart (Israel).

Bernal y Landa se destacaron en el alto de Groba mientras que las protestas copaban la meta. El espectáculo estuvo bien, pero Palestina ganó al puro espectáculo.