X.ARAMENDI-A.ARTOLA
DONOSTIA
73. DONOSTIAKO ZINEMALDIA

Esther García y el apoyo a Palestina protagonizan la gala inaugural

Esther García recibió su Premio Donostia en una ceremonia atravesada por el apoyo al pueblo palestino y la denuncia del genocidio perpetrado por Israel en Gaza. Horas antes, la galardonada compartió las experiencias vividas en «uno de los oficios más creativos del sector audiovisual», según sus palabras. Aseguró que «en los despachos siguen mandando los hombres».

Esther García recogió el primer Premio Donostia de esta edición de manos de Pedro y Agustín Almodóvar.
Esther García recogió el primer Premio Donostia de esta edición de manos de Pedro y Agustín Almodóvar. (Jagoba MANTEROLA | FOKU)

Esther García (Segovia, 1956), recogió ayer su Premio Donostia en el transcurso de la gala inaugural de Zinemaldia. Lo recibió de manos de Pedro y Agustín Almodóvar, con quienes ha trabajado durante más de tres décadas en la productora El Deseo. «Desde que me llamaron para darme la noticia me debato entre la risa, el llanto, la alegría y la responsabilidad. Como dentro de una fábula, como aquella niña que escuchaba las increíbles historias que contaban mis padres. Miro hacia atrás a aquel modo austero y siempre divertido de vivir, con pocos medios, pero con creatividad a sus hijos, siempre el gran referente de mi vida», afirmó.

«Tenía y tengo mucho que aprender, nunca he sentido que soy la mejor en nada», reconoció la productora, quien aludió a los derechos de las mujeres, «que sufrimos discriminación salarial y violencia de género». Defendió el cine como «un hogar para soñar y altavoz para reivindicar».

«¡Paren ya!», pidió García en referencia a la situación que se vive en Gaza, un grito compartido por las decenas de personas que minutos antes del inicio de la ceremonia se congregaron en las inmediaciones del Kursaal en apoyo al pueblo palestino y en denuncia del genocidio que lleva a cabo el Gobierno de Netanyahu. En la protesta se vieron numerosas caras conocidas del mundo de la cultura vasca.

En el interior del Kursaal, la denuncia de la masacre también tuvo su reflejo en la gala. Itziar Ituño, Silvia Abril y Toni Acosta se sumaron a la denuncia. La actriz vizcaina instó a la empresa CAF a hacer lo propio.

ALEGRÍA, Y MUCHO RESPETO

Horas antes, en la sala de prensa, García reconocía ante los periodistas sentirse abrumada por el premio, aunque se mostró agradecida y divertida. «Siempre que he venido a esta sala ha sido acompañando a personas muy importantes en este mundo de la cinematografía, el último fue Pedro Almodóvar, y claro, la sala estaba abarrotada. Ahora, parece que no hay tanto interés, ¿por qué será?», decía entre risas, al ver la sala a medio llenar. Ya en serio, aseguraba que recogería el premio con «mucho orgullo y alegría» pero sobre todo con responsabilidad, por la exposición a la que la somete: «Me obliga a expresarme y comunicar mis ideas y opiniones, que son poco conocidas, y siento que todo lo que digo y hago ahora está bajo una mirada a la que no estoy acostumbrada», lo que no le quita el orgullo de ser la primera productora en recibir el Premio Donostia, que acepta con especial ilusión «porque el festival ha decidido abrir una linea más allá de directores y actores, que han sido los merecedores hasta ahora». La productora reivindicó que el suyo es un trabajo creativo, «uno de los más creativos que hay en el audiovisual», por la cantidad de decisiones que, junto a directores y directoras, han de tomar y que influyen en la versión final del proyecto. «La primera es tener cinco guiones sobre la mesa y elegir uno, porque esa elección convierte una idea en posible película. A partir de ahí la relación que se establece con el director o directora para convertir esa idea en la futura obra requiere de la participación absoluta del productor, porque un director puede querer que el protagonista sea desconocido y el productor que sea Antonio Banderas. Esa comunicación entre ellos, las decisiones que tomen, cambiarán totalmente el rumbo de la película. E imagínate la cantidad de decisiones que se toman, los actores, el presupuesto, a qué festivales vamos a ir, rodar en interior o estudio... esa relación marca la diferencia», aseguraba.

Preguntada por sus inicios en un mundo dominado por los hombres, celebró que nunca ha pensado en tirar la toalla, aunque reconoció que ha tenido que aprender a gestionar sus frustraciones por las limitaciones que ha tenido que soportar por ser mujer. «La primera dificultad fue entrar en un equipo: no había forma de elegir más que entre secretaria de producción, screen o sastra para mujeres. Era frustrante tener que elegir solo entre eso cuando había tantas oportunidades», lamentó, y contó que le hubiera gustado acercarse a la cámara, «pero esa posibilidad no existía». Se puso a trabajar, aprender y trazar un camino hacia un objetivo más ‘‘realista’’, «hacer bien mi trabajo y que confiaran en mí para darme la opción de pasar al puesto siguiente». Así fue como conoció a los hermanos Almodóvar, «que me pusieron en un lugar desde el que podía acceder a donde estoy ahora. He estado 39 años en El Deseo, y os aseguro que eso marca», aseveró.

Es por eso que, a las nuevas generaciones, les recomienda tener «capacidad de trabajo, ganas, constancia, pasión y no cansarse de buscar», y en lo personal tener «empatía, ganas de disfrutar y una enorme capacidad negociadora», porque considera que la producción es «negociar una y otra vez; cada cosa que se escribe y cada petición siempre es negociable».

Preguntada por si los despachos siguen siendo de los hombres, no pestañeó al responder que «sí, sin duda». Valoró que en los últimos años haya subido el porcentaje de mujeres en áreas del audiovisual que antes les estaban casi vetadas, como la dirección, la composición musical o el guion, «pero los despachos de las plataformas y de las televisiones siguen siendo de hombres, y ahí se toman grandes decisiones».

DEL NO A «VACAS» AL SÍ A «SIRAT»

Tener que tomar decisiones sin cesar conlleva equivocarse de vez en cuando, lo que le sucedió con ‘‘Vacas’’, de Julio Medem, que descartó. «Fijaos hasta dónde se puede equivocar uno», aseguró. Mejor puntería ha tenido con ‘‘Sirat’’, de Oliver Laxe, que acaba de ser seleccionada para competir en el apartado de mejor película de habla no inglesa en los Óscar. Cree firmemente que va a ganar, porque «es una película diferente, moderna, que atrapa al espectador», pero también porque la ha comprado Neon, artífice de las campañas de películas como ‘‘Parásitos’’, ‘‘Anora’’ y ‘‘Anatomía de una caída’’, todas películas extranjeras con Óscar. «Ir de su mano nos coloca en una posición favorable. Y es importante que los académicos sepan que queremos el Óscar y que vamos a luchar».

Sobre su trabajo en la película, en comparativa, reconoció que financiar una película de Pedro Almodóvar es «realmente sencillo, todo el mundo la quiere», pero que propuestas como ‘‘Sirat’’ requieren «un acuerdo con una compañía internacional, una coproducción, buscar compañías, recurrir a dinero autonómico... financiar películas que no son de Pedro también para nosotros es un problema».

En ese sentido, opinó que en el cine vasco se están tomando «decisiones extraordinarias para la Industria en general» y en especial para técnicos y compañías vascas, en cuanto a la creación de una cantera, «que se van a desarrollar de una manera más rápida cuando los rodajes son aquí». «Es un laboratorio extraordinario y contribuye a hacer más películas, porque los paisajes y la oferta de todas estas ciudades es buenísima, aquí se descubren escenarios que son sorprendentes».