Pablo CABEZA BILBO
Entrevista
Jon Basaguren
Vocalista de Izaki Gardenak

«Quizá estemos cerca de propuestas como las de Bide Ertzean o Audience»

Izaki Gardenak es el proyecto de Jon Basaguren, irakasle en Gasteiz, pero iruindarra (Errotxapea) de origen. Singular vocalista, tono, timbre, inflexiones atrevidas, que del metal de Akatu se ha pasado a los ritmos electroacústicos. «Amaieratik hasi» prospecciona el sonido de Neil Young, la sensualidad de Bon Iver, la clase de Ryan Adams... para terminar convirtiendo el origen en un nuevo destino enriquecido.

Nos vamos a repetir mucho en este final de año afirmando que tal y tal es uno de los mejores álbumes de los últimos años. La cuestión es que la mayoría de producciones, grandes o pequeñas, están aportando variedad y valor extra a los respectivos trabajos previos o al oportuno debut. Gran parte de artistas vienen con un enorme disco entre sus manos y «Amaieratik hasi» no es una excepción; al contrario, fortalece el ilusionante momento creativo actual. Lo dañino de todo esto es que el público no evoluciona de la misma manera que los grupos y que mayoritariamente se conforman con las cuatro melodías evidentes y lo que más suena en las radios estándar, culpables, en gran parte, de la uniforme orientación musical.

Para Izaki Gardenak no es el debut, pero casi, pues el trabajo previo fue un mini cedé, «Itsasargiak», que, en cierta medida, solo pretendía significar que había nacido otra banda; no obstante, las cinco canciones que presentaba terminaron por albergar más calidad que la del simple debut. «Itsasargiak» maravilló desde su esbelta sencillez y «Amaieratik hasi» prolonga el entusiasmo del debut de esta banda de navarros y alaveses.

En cualquier caso, antes y ahora con «Amaieratik hasi», Izaki Gardenak lo que receta son «lakasitos» contra el feísmo. Canciones de ritmos medios de belleza similar a una lágrima feliz.

Jon Basaguren es el compositor, inimitable vocalista, guitarra acústica y letrista, al que le arropan el resto de músicos. El peso de Joseba B. Lenoir, músico de Bera, resulta evidente, pero Libe con sus teclados, armonías y coros vocales completan un primer plano seductor. Y tan socorrido como cierto resulta que la parte «creativa» se muestra dinámica gracias a una buena base rítmica. Basaguren no es un cantante frecuente. Su timbre y formas, a veces controladamente estridentes, no conocen sombra en la escena vasca. La primera impresión puede sugerir desconcierto: estrella su voz contra los cristales, el sol, despeja sílabas y letras con apuradas inflexiones, pero todo para convertirse en una de las voces más extrañas y valorables.

Como banda, si no fuera por los prejuicios lingüísticos, Izaki Gardenak estaría al lado de las formaciones ibéricas de vanguardia entre el neo-folk, el rock, la americana y el pop indie.

El corazón se puede desolar bajo el desnudo lamento musical de «Ilunabarra», que saluda a la mejor versión de Neil Young y la Crazy Horse, como ya ocurre en «Nora ezean», otra de las inexpugnables fortalezas de «Amaieratik hasi». Por el camino quedan escritas canciones definitivas como «Zainak zain», «Hiria irentsi», descarnada, «Amaieratik hasi», épica, pop, desvergonzada, «Zuen eguzkia», dramática, arriesgada vocalmente, como la mayoría, toque bluegrass y hermosamente desoladora, «Besterik ez», con potencial de single y un colorista arreglo de teclados muy new wave, «Itzuliko naiz», de nuevo con aire campero y unos arreglos para dar besos a la banda. Todas, en definitiva, con una carga ambiental electro-acústica de un fondo emocional sobrecogedor.

¿«Amaieratik hasi» es la continuación lógica del disco debut?

En cuanto al sonido, no hemos explorado demasiado, de momento no somos una banda que invierta demasiado tiempo en buscar determinadas sonoridades. Nosotros lo percibimos como una continuación o ampliación del anterior, donde teníamos unas cuantas canciones y elegimos cinco de ellas, sin pensar demasiado en la conexión que pudieran tener entre sí. Al componer para «Amaieratik hasi» desde el principio tuve en mente el disco y que los temas pudiesen ir juntos; quizá sea más compacto.

¿Tiene algún origen concreto su forma de cantar, poco convencional?

Creo que es simplemente lo que me sale. No obstante, claro que tengo influencias, gente en la que me fijo muchísimo, pero intento llevarlo a mi terreno. De todas formas tengo claro que a nivel vocal tengo muchas cosas que aprender y disfruto con el proceso de aprendizaje.

Caminan sobre ritmos medios electro-acústicos y con la guitarra de Joseba B. Lenoir matizando inagotablemente.

Son canciones muy sencillas, tanto en ritmo como melódicamente. Es la interpretación la que les da vida y ahí entran en juego las intensidades, los arreglos y los pedazo de músicos que son los cuatro. El trabajo de Joseba B. Lenoir a la guitarra es impresionante. Ha creado un estilo reconocible a la hora de tocar y sus aportaciones agrandan las canciones.

Libe complementa muy bien con sus teclas y coros.

Libe ha aportado mucho al disco. Añadiendo voces y teclados, por supuesto, pero también ayudando en las composiciones y arreglos de las canciones. «Itzuliko naiz» [precioso arreglo de piano], «Zainak zain» o «Nora ezean» le deben mucho a ella.

«Nora ezean» es una gran canción, nadie está aportando esa sonoridad en Euskal Herria.

Es una de las canciones de las que más orgulloso me siento. Estaba compuesta cuando grabamos «Itsasargiak», pero quedó fuera porque no sabíamos cómo resolver el puente y la vuelta al último estribillo. Con los coros de Libe [entre el blues y el soul] y el solo de Joseba [de intenso perfil bluesero] creo que ha quedado redonda. Nosotros hacemos canciones, lo demás ya no está en nuestras manos.

Cabe pensar que las composiciones surgen de una acústica,

La mayoría sí, y de hecho en primer o segundo plano puede escucharse la acústica en todos los temas. Una de las grandes diferencias con respecto a «Itsasargiak» es que muchas de estas canciones las compuse pensando en una banda y con los ritmos de batería en mente.

Es un álbum folk-rock, bluegrass y americana, muy lejos de Londres.

Joseba y yo seguramente somos los que más música americana escuchamos de los cinco y se nota en las composiciones y arreglos de guitarra. De todos modos, no descarto tirar hacia sonidos más británicos en futuros trabajos, nos encantan muchas bandas de allí.

«Zuen eguzkia» es una canción muy emocional. ¿Recuerda cómo nace, por qué es así, cómo da con ella?

Es una de esas canciones que te sale sola, se juntan los acordes y casi sin querer tienes una melodía de voz y hasta una letra. Me acuerdo perfectamente del día en que la compuse. Con otras composiciones se necesita tiempo para darle un par de vueltas, ver si de verdad te gusta o no. Con «Zuen eguzkia» lo tuve claro, tanto que la toqué en directo justo al día siguiente.

«Besterik ez» es la única que suena pop, quizá por el arreglo de teclado.

«Besterik ez» es un poco el tema experimento del disco. Estaba ahí pero no sabíamos como enfocarla. La culpa de que haya salido tan pop es mía. Yo propuse los arreglos de teclado. De hecho, a Libe es la canción que menos le gusta de las diez. Personalmente me quedo con el trabajo que ha hecho con los sonidos de piano en temas como «Itzuliko naiz», «Ilunabarra» o «Hiria irentsi».

¿Se ve distante de todas las propuestas musicales de Euskal Herria, para bien o para mal?

No nos veo alejados para nada, creo que podemos tocar con muchas bandas de aquí sin desentonar en absoluto. Quizá estemos cerca de propuestas como las de Bide Ertzean o Audience, por ejemplo, pero no tenemos miedo de tocar con grupos más duros. La diferencia preferimos verla como originalidad, y eso es bueno.

Libe estuvo en Neubat, con Sorkun, Joseba es casi ubicuo: Sumision City Blues, SextySexers, Izaki Gardenak, su propia carrera... ¿el resto?

Con Iker Fernández llevo mucho tiempo tocando, ya que fue batería de Akatu. Cuando me animé a grabar no dude en proponerle que tocara. Es un gran batería y me encanta la seguridad y el groove que aporta. A Eneko Leza lo conocía de vista y de otras bandas. Ambos tocan también en Virenque. Bajo y batería tienen una complicidad y una forma de mantener el pulso de las canciones increíbles. Eneko aporta detalles de bajo de esos que vas descubriendo poco a poco en las canciones.