Natxo MATXIN
Segunda victoria a domicilio

Zorrilla, ese reconfortante bálsamo

Siempre quedará Valladolid, podría decirse en el caso de los rojillos, a los que, con mayor o menor merecimiento en cuanto a su juego, se les da a la perfección la plaza pucelana. Fue Oier quien aprovechó sus minutos para sacar a la escuadra navarra del descenso.

VALLADOLID 0 - OSASUNA 1

Nada mejor que Zorrilla para enderezar el rumbo. El idilio de Osasuna con el campo vallisoletano continuará una temporada más al lograr tres puntos que le hacen salir momentáneamente del descenso, dejando a cinco rivales por debajo. No fue por juego quizás la victoria más merecida, pero los rojillos ya se habían hecho acreedores de gozar de la diosa fortuna en algún partido y esta acabó por llegar cuando más se necesitaba.

Javi Gracia deshojó la margarita de la delantera sorprendiendo a todo el mundo con una alineación en la que, de salida, no hubo un ariete nato. Primero Roberto Torres -muy pocos minutos- y después De las Cuevas ejercieron tal cometido, con un Cejudo también en posición poco habitual para él, como enganche del alicantino. La idea a priori, esperar al rival bien ordenados atrás y confiar la suerte del partido a la velocidad de un cuarteto ofensivo que completó Armenteros por la izquierda.

A Osasuna, en cualquier caso, le costó asentarse sobre el césped, sobre todo en las marcas defensivas. Sendos sprints de Larsson y Javi Guerra dejaron en evidencia la velocidad de Lotiés y bien pudieron costarle un disgusto a la escuadra navarra, de no haber sido porque Andrés Fernández estuvo muy bien al quite en la primera de esas oportunidades locales.

Sin embargo, una vez cogida la medida a Zorrilla y con las continuas imprecisiones mutuas como bandera del partido, fueron los rojillos quienes protagonizaron los mejores lances para firmar el 0-1. Una gran jugada a base de precisos toques al borde del área vallisoletana (m.8) no concluyó en las redes de Mariño porque De las Cuevas remató muy mal un balón franco que intentó meter por la escuadra de la meta albivioleta.

El cancerbero local desbarató las otras dos oportunidades más claras del cuadro encarnado. Primero un remate con la zurda de Cejudo excesivamente centrado que sacó con el pie (m.27) y después otra buena jugada trenzada por el lado derecho, pero que acabó volcándose al otro costado, donde un incorporado Damià concretó de buenas maneras con su pierna mala, pero Mariño, bien colocado, sacó con la mano.

Segunda diana de Oier

La segunda mitad se disputó con bastantes más precauciones y menos alegrías, consecuencia de la situación clasificatoria de ambos conjuntos. Si fue Osasuna quien dispuso antes del descanso de los mejores lances para adelantarse, en la reanudación dicha consideración estuvo del lado del Valladolid. Javi Guerra muy bien pudo poner el 1-0 en el electrónico (m.64), pero se encontró con una soberbia mano de Andrés Fernández.

Y, como suele ser el fútbol de caprichoso, cuando los rojillos, que habían dado un paso atrás para salvar un punto, estaban más acuciados por unos anfitriones que arriesgaron con dos cambios ofensivos, llegó el inesperado tanto de Oier. Una diana que define el carácter del lizartarra: convencimiento, lucha y fe. Está claro que debería ser premiado con más minutos.