Tal vez no fuera el mejor partido de la historia, pero sí un derbi con un nivel digno para partidos de este estilo. Bilbao Basket y Laboral Kutxa Baskonia demostraron que ansían hallar un puesto en la Copa, pero se toparon con la dificultad que esa empresa entraña. Los hombres de negro, en una situación de mejora de juego y resultados, dominaron el juego, mientras que los gasteiztarras aguantaron el tipo a base de triples en un primer momento, y a base de endurecer el derbi todo lo posible después, con especial mención a un Ilimane Diop que causó tanta admiración entre los suyos como animadversión entre sus rivales. No fue el mejor partido de la historia, pero resultó ser un derbi de los que engancha, de los que obliga a recordar jugadas y lances, de los que uno ansía que lleguen cuanto antes y de los que uno jamás debiera dejar marchar.