Maite SOROA
msoroa@gara.net
PAPEREZKO LUPA

No hay demanda social

La caverna no se relaja ni en Navidad. No me refiero ya a los asuntos relacionados con la unidad de su imperio, sino a la cantidad de melonadas a que nos tiene acostumbradas, especialmente cuando habla de esos temas. Ayer, además del capítulo habitual sobre Catalunya, el facherío se refería a la propuesta de ponencia parlamentaria para un un nuevo estatus que anteayer registró el PNV en el Parlamento de Gasteiz.

«Abc», en su sección `Protagonistas', adjudicaba al presidente del PNV, Andoni Ortuzar, una flecha, naturalmente hacia abajo, porque «Con entusiasmo descriptible y nula concreción, el PNV registró ayer en la Cámara vasca una proposición no de ley para `actualizar el autogobierno del País Vasco'. Subyace en el texto el derecho a decidir», lo que a los demócratas orgánicos les parece una barbaridad. Eso sí, «enmascarado». Y concluía: «Carreritas con Bildu por ver quién es más abertzale». Ya podía ser cierto que el PNV aborda el asunto de la soberanía vasca a la carrera. Si se pusiese en cabeza, tendría los aplausos de gran parte de la ciudadanía vasca, entre ellos el de servidora. La información de ese diario sobre el tema comenzaba así: «El PNV dio ayer por inaugurado el baile de máscaras que en los próximos meses, o más bien años, habrá de entretener a los partidos políticos vascos en torno a la cuestión soberanista». Muy acorde a las «buenas formas» que preconiza el vetusto diario. Siempre y cuando se dirijan a quien manda, claro.

«La Razón» titulaba un punto editorial «Un desafío gratuito e innecesario», y aseguraba que el PNV «ha aprovechado el órdago secesionista catalán para lanzar su propio desafío», aunque a servidora más bien le parece que le está costando bastante lanzar algún «desafío». Y, adelantandose al Día de los Inocentes, continuaba así: «sin que haya ninguna demanda social que lo justifique». Para la reforma de la Ley del Aborto, la de Seguridad Ciudadana, las reformas laborales... para todo eso había una demanda social tremenda, ¿no? Después sacaba pecho: «Muchos deben haber olvidado el sonado fracaso del Plan Ibarretxe no hace tanto tiempo». Menuda hazaña, pasar por encima de la voluntad popular. Y remataba el comentario de esta guisa: «Si no, no se entiende que reabran ahora un melón que va a traer, seguro, más desunión y conflicto a una sociedad que ya ha sido muy castigada». Es decir, que para que no haya desunión y conflicto solo hay que hacer lo que digan quienes representan a un tercio de la ciudadanía.