Ainara LERTXUNDI
La mayor movilización política de la historia vasca

No revueltos, pero sí juntos, convencidos e ilusionados

Aunque la cita era a las 18.00, desde la mañana se podía apreciar que el de ayer no era un día cualquiera, ni por la magnitud de la movilización que se esperaba ni por la concatenación de noticias que la precedieron y que dejaban mucho que hablar en la calle. La fotografía del viernes en el hotel Carlton de Bilbo estaba en boca de todos y dejaba una estela palpable de ilusión, unión y cambio.

La prohibición por parte del juez de la Audiencia Nacional española Eloy Velasco de la movilización convocada por Tantaz Tanta logró una fotografía histórica, inesperada para muchos e ilusionante para la mayoría. La imagen del viernes del hotel Carlton estaba muy presente en Bilbo desde primera hora de la mañana, en las conversaciones de quienes acudieron a la multitudinaria manifestación. Las sensaciones recogidas por GARA a lo largo de la mañana en diferentes círculos denotaban, cada una con sus matices, un sentimiento de ilusión, de deseo de que esa fotografía no sea un hecho aislado sino una apuesta continuada en el tiempo, y de necesidad de cambio en las políticas actuales.

Como es habitual en este tipo de movilizaciones, los establecimientos hosteleros registraron un inusitado volumen de clientes. Familias, cuadrillas, parejas... inundaban el Casco Viejo y otros puntos neurálgicos del centro como la calle Ledesma, donde a mediodía se pudo ver, por ejemplo, al propio Andoni Ortuzar tras salir de la cercana Sabin Etxea, y a otros rostros conocidos de la política como la portavoz de EH Bildu en Gasteiz Laura Mintegi o la presidenta de Udalbiltza, Mertxe Aizpurua.

Todos esta vez en una misma marea, alimentada por diferentes sensibilidades. Lo explicaba a pie de calle Iñaki Ortiz de Villalba, cantante de Betagarri. «Aquí, por ejemplo, estamos amigos con diferentes tendencias políticas. Hay gente del PNV y de la izquierda abertzale. Me trae a la memoria la fotografía de Lizarra-Garazi, aunque creo que lo del viernes es algo puntual. Ante esta prohibición se abrían dos caminos; el tomado finalmente o llevar el enfrentamiento a las calles. Creo que gracias también a las redes sociales los políticos se han dado cuenta de que la sociedad no quiere esa segunda opción y apuesta por otras políticas y formas de organización», destacaba el músico.

«Lo importante no es que los militantes del PNV acudan o no. Algunos tenían intención de asistir incluso antes de la rueda de prensa, mientras que otros igual no podrán por tener otros planes. Lo destacable, a mi juicio, es la decisión de los partidos. Seguro que habrá personas que, aun siendo independentistas, no votarán ni a uno ni a otro hasta que no se pongan de acuerdo y adopten una estrategia en común», añadió otro amigo, que minutos antes había saludado al presidente del EBB. «En Madrid seguro que están pensando que algo han hecho mal para cuando han logrado que nos juntemos en Euskal Herria», remarcaba.

Dentro del mismo grupo estaba Xabier Rabaseda, que llegó a Bilbo desde Girona. El viernes, cuando estaba a la altura de Logroño, su hermano le llamó para informarle de la prohibición de la marea gigante programada por Tantaz Tanta. Pero la noticia no le hizo cambiar de planes. «Cuanto mayor sea la represión, mayor es la capacidad de respuesta de la gente. Algo similar ha ocurrido en Catalunya, con las CUP y CiU», apuntaba.

Todos ellos, con sus enfoques y matices, se unieron por la tarde a la manifestación. Lo mismo que una cuadrilla de Usurbil, que debatían sobre la verdadera intencionalidad del PNV y los intereses que se tejen en las altas esferas políticas.

Mientras algunos mostraban cierto recelo y desconfianza, otros incidían en la necesidad de sumar fuerzas, también apelando al PSE, y de superar la lógica de bloques. «No podemos avanzar solos. Entre todos, unos y otros, debemos dar ese último empujón que necesitamos», comentaba uno de ellos.

Sin salir del Casco Viejo, en el batzoki de la calle Tendería una pareja mostraba a este medio su intención de unirse a la movilización tras el partido de fútbol en San Mamés. «Sinceramente, voy a todas las manifestaciones que dice el partido -por el PNV-. Me parece acertada su postura. Lo del viernes me emocionó e ilusionó. Era hora de que nos juntáramos para algo positivo. Ojalá que sea así para siempre», remarcaba. Al lado, un afiliado del PNV mostraba el mensaje transmitido desde la dirección del partido para acudir a las 18.00 a La Casilla.