Tras el intento de detener el mar, un océano les pasó por encima. No obstante, inasequibles al desaliento, continuaban con sus obsesiones en forma de akelarre.

En «El Mundo», Federico Jiménez Losantos titulaba así su pieza: «ETA toma el timón». Aseguraba que «Entre Zapatero y Rajoy han resucitado a la ETA y ahora el PNV le ha cedido gustosamente la dirección del proceso insurreccional vasco». Después daba instrucciones para hacer frente a las hordas rojo-separatistas: «Así que España deberá luchar -o rendirse- este año en tres frentes: el catalán, el vasco y el de la izquierda supuestamente no separatista pero que, a la hora de la verdad, prefiere subordinarse a los pistoleros etarras antes que establecer una alianza con el PP para abordar esa reforma de la Constitución en al que el problema más urgente ya no es el de la Corona sino las fórmulas legales para afrontar situaciones de emergencia nacional». Se las imaginan, ¿verdad?

«La Razón» continuaba con el el relato, la película, de la multitudinaria manifestación del pasado sábado. Bajo un titular que decía «El `impuesto para los presos' en el akelarre etarra de Bilbao» -siguen haciendo gala de una gran originalidad-, aseguraba que la manifestación «convocada por el PNV el pasado sábado en Bilbao, en la que los nacionalistas ejercieron el patético papel de muleta de los proetarras, se convirtió, como era de esperar, en un acto de exaltación de la violencia, con gritos a favor de ETA». Lo cual, como todo el mundo sabe, y hay 130.000 testigos presenciales, es mentira. Continuaba asegurando que «Se recaudó, incluso, el llamado `impuesto para los presos', como de muestra la imagen de la derecha», en la que aparecía una joven con una bolsa para que quien quisiera aportase su donativo. Eso del «impuesto» para los presos es cosecha de «La Razón» y otros medios cavernarios. Aquí se llama solidaridad para hacer frente a la sangría económica que el facherío aplaude. Pero el periódico de Marhuenda ofrecía lo mejor en su portada, a la que llevaba las protestas de los vecinos del barrio burgalés de Gamonal titulando «El aquelarre radical se traslada a Burgos», lo que, miren por dónde, «justifica plenamente la nueva Ley de Seguridad Ciudadana para garantizar la libertad de todos los vecinos». ¿De todos esos vecinos y vecinas que están que trinan por los abusos y la corrupción, y por los ocho millones de euros que pretende gastar en un bulevar el Ayuntamiento de Burgos?