Gloria Rekarte
Expresa
AZKEN PUNTUA

Frente de Makos

Desde la claridad azulada de la pantalla del ordenador, desfilan ventana tras ventana medios de comunicación, voces autorizadas y fuentes bien informadas, un día sí y otro también, descubriendo el tenebroso submundo del Frente de Makos. Hienas, tentáculos, férreo control, directrices implacables. Letradas pálidas y malencaradas y abogados de oscuras intenciones, vigilantes jurados del acceso a los beneficios penitenciarios.

Doy fe de, al menos, la mitad de lo que cuentan. Las directrices de Instituciones Penitenciarias me mantuvieron aislada más tiempo del que parece soportable. Sufrí también el férreo control de estar día y noche sometida a la vigilancia de cámaras, escuchas, cacheos, recuentos, censura. Tuve vedado, como mis compañeros y compañeras, el acceso a los beneficios penitenciarios; nada demasiado preocupante si no fuera porque desde instancias penitenciarias se confunde con demasiada facilidad beneficios con derechos. Lo que siempre hemos tenido vedado han sido los derechos.

Los largos tentáculos de la dispersión obligaban a mi familia a viajar a Tenerife para la única comunicación permitida: 20 minutos al otro lado de un cristal, el mismo cristal que, de una cárcel a otra, nos negó durante años un abrazo. Los mismos tentáculos que impidieron mi liberación en la fecha en que me correspondía, porque la prisión pudo retrasarla los días suficientes para que mi aita muriera sin haber podido despedirnos. Y el frente sin fisuras que es la política penitenciaria hizo que la cárcel pudiera disponer a su albedrío de mi vida y la de mis familiares durante 20 años.

Hienas, ya se ve, conocí unas cuantas, pero no me visitaban en los locutorios.