Agustín GOIKOETXEA BILBO
CONSECUENCIAS DE LA POLÍTICA PENITENCIARIA

El preso de Elorrio Arkaitz Bellon aparece muerto en su celda de Puerto

El cuerpo sin vida de Arkaitz Bellon Blanco fue encontrado ayer por la tarde en su celda de Puerto I, convirtiéndose en el tercer prisionero vasco que muere en menos de un año. Tanto Etxerat como Instituciones Penitenciarias confirmaron el fallecimiento, aunque no fue mucha la información oficial que transcendió sobre el luctuoso hecho. El vecino de Elorrio, de 36 años, llevaba trece encarcelado y estaba previsto que en el mes de mayo recuperase la libertad.

Una llamada telefónica a media tarde desde la cárcel de Puerto I, informando de la muerte de un preso político, volvió a sacudir a la ciudadanía vasca un mes después de que Bilbo fuera escenario, el 11 de enero, de la histórica movilización por los derechos humanos, la paz y la resolución del conflicto. Con el paso de los minutos, Etxerat confirmaba el fallecimiento en prisión del vecino de Elorrio Arkaitz Bellon Blanco, quien había sido encontrado sin vida por los funcionarios en su celda en el transcurso del recuento tras el descanso posterior a la comida.

En una nota, Instituciones Penitenciarias añadía que el preso fue hallado «inmóvil en la cama». A continuación, según esas fuentes oficiales, fueron avisados «inmediatamente» los servicios médicos de la prisión gaditana, que «constataron que el interno se encontraba sin vida y sin ningún signo externo de violencia».

El preso elorriotarra estaba solo en una celda en virtud del estricto régimen al que se les somete por el Gobierno español, «al encontrarse clasificado en 1º grado de tratamiento». Instituciones Penitenciarias informó de que no le constaban antecedentes de patologías médicas que pudieran hacer predecible ese fatal desenlace. Sin haberse efectuado todavía análisis alguno, aventuró que el fallecimiento del prisionero «apunta a causas naturales».

Como en este tipo de hechos, indicó que había ordenado «la apertura de una información reservada», además de informar al juzgado de guardia y a la familia de Bellon.

Después de efectuar diversas gestiones ante los responsables carcelarios, Etxerat añadió que había conocido que el médico forense se había desplazado hasta Puerto I para realizar un primer informe de evaluación que iba a remitir al juzgado para valorar la necesidad de efectuar la autopsia. Desde la asociación se aclaró que no sabían cuándo se iba a tomar la decisión, ya que las dependencias judiciales se cerraban a las 20.00 y creían que no iba a haber tiempo material para adoptarla.

A última hora de la tarde, el cadáver permanecía en el interior de la prisión mientras los abogados de la familia solicitaban personarse en la autopsia con un médico de confianza. Letrados y allegados se preparaban para emprender el viaje de más de 1.000 kilómetros para estar presente en las diligencias judiciales y efectuar los trámites necesarios para la repatriación del cuerpo de Arkaitz Bellon Blanco a su localidad natal.

El fallecido llevaba trece años preso y su salida estaba prevista, según fuentes jurídicas, para el mes de mayo después de cumplir una condena impuesta por la Audiencia Nacional española por participar en unos incidentes ocurridos en Aste Nagusia de Donostia en 2000.

El elorriotarra, según recordó Etxerat, había sufrido varias agresiones durante su encarcelamiento y numerosos castigos añadidos. Las últimas se sucedieron en 2010 y 2013 en Sevilla II, donde en marzo pasado recibió una «brutal paliza» por parte de funcionarios en el transcurso de un registro de su celda; era el tercer episodio similar en pocas semanas a presos vascos.

Estas actuaciones violentas de los carceleros se sumaban al ambiente de crispación que existía en la prisión y que derivó en una huelga de hambre de un mes y otros modos de protesta de los trece presos vascos. Los familiares también los padecieron en las visitas, con cacheos y la imposición de nuevas restricciones.

La solidaridad hacia su lucha para que se respetaran todos los derechos humanos tuvo reflejo en las calles y en diferentes instituciones del país. Entonces, se insistió en que, para acabar con las agresiones en las prisiones, hay que poner fin a la dispersión, de la que Etxerat dijo que «es un marco que facilita las agresiones, el aislamiento y otras vulneraciones de derechos que afectan tanto a las personas encarceladas como a nosotros mismos, sus familiares y allegados».

Antes, Arkaitz Bellon denunció ataques violentos «con total impunidad», según sus propias palabras a sus familiares, de carceleros en Puerto III en 2010 y en Algeciras en 2008. Ese año, precisamente, algunos de sus familiares sufrieron un grave accidente cuando iban a visitarle a Herrera de la Mancha.

Acabar con la dispersión

En una valoración de urgencia, desde la asociación de familiares y amigos de los represaliados incidieron en la «gravedad» de lo ocurrido ayer en Puerto I «y la flagrante necesidad de acabar con las políticas de excepción que se aplican a los presos políticos». Recordaron que Arkaitz Bellon se encontraba alejado a más de 1.000 kilómetros de Euskal Herria y la necesidad de acabar con las políticas de excepción.

«La dispersión, además de suponer un castigo añadido tanto para presos como para familiares, posibilita agresiones y sucesos tan trágicos como estos», dijeron. Etxerat no se olvidó de mencionar que la de ayer en tierras andaluzas era la tercera muerte de un preso que se registra en menos de un año tras los óbitos de Anjel Figueroa y Xabier López Peña.

El colectivo mostró su apoyo a la familia y amigos de Bellon Blanco «en estos momentos tan duros». Esas condolencias y muestras de cariño partieron también desde la fundación Egiari Zor, que exigieron que termine esta política penitenciaria «tan cruel».

En Elorrio, a las 20.30, unas 500 personas participaron en una asamblea informativa y una posterior movilización, en la que rodearon la villa vizcaina. Hoy, a las 19.30, está convocada otra asamblea y una manifestación bajo el lema «Espetxe politika honi ez. Sakabanaketa amaitu orain».

En Lekeitio también hubo asamblea y movilización, en la que tomaron parte 80 personas. Hoy, a las 19.30, partirá otra desde Eskolape.