Muy bien contado

La dramaturgia la firman Tomás Fernández e Iñaki Rikarte, es en esta elaboración de una visión del clásico cuento de Perrault donde encontramos las claves fundamentales del valor de esta propuesta: está muy bien contado. Porque cuenta la peripecia del niño pequeño que ayuda a salvar a sus hermanos utilizando la perspicacia y la lógica, a través de darle la vuelta al cuento original, aquí se habla de la desolación del abandono pero el protagonista es un padre anciano.
Un padre anciano que se activa, que sale de su ensimismamiento, precisamente, porque su hijo le recuerda cómo le contaba de niño Pulgarcito, y ahí, al contarse el original de una manera vívida desde esa situación nueva, se fundamenta un mundo tangible, unas circunstancias en donde opera precisamente la imaginación literaria, la narrativa, la cuentería, el teatro, para hacer todavía más creíble ese otro primer plano del anciano al que le tienen preparada la maleta para ingresarlo en una residencia.
Teatro para niños y niñas, pero teatro familiar, en el sentido de que abarca su influencia a todos, cada cual recibirá el mensaje en un plano pero la dirección plantea un trabajo nítido, un juego con los objetos a partir de una situación muy realista. Y los actores ayudan a que esos planos superpuestos se distingan de una forma directa y orgánica, consiguiendo la atención por la peripecia y la emoción por el fondo de lo narrado. Una propuesta excelente de teatro para los más pequeños a los que trata como seres inteligentes y sensibles, que ven en ese abuelo quizás parte de lo que puede estar sucediendo en su vida ordinaria, pero aquí contado muy bien, desde al ternura a la cruel realidad, desde el sentimiento al pragmatismo. Una gran obra de arte.

López de Gereñu, primer muerto con Juan Carlos I

El sondeo de Lehendakaritza vuelve a dar la victoria al PNV en la CAV

Tras el fin de la guerra en Ucrania, ¿confrontación Europa-Rusia?

El TEDH falla que París conculcó los derechos de Ibon Fernández Iradi
