Joseba VIVANCO
Cuarenta años del bofetón del rojiblanco a Johan Cruyff

Cuando Villar emuló a Ruiz Mateos, que diría Del Bosque

Fue castigado con cuatro partidos y una multa de 100.000 pesetas que el vestuario pagó a escote.

Vicente del Bosque: ¿Y tienes algún recuerdo malo de San Mamés? Aparte de cuando te echaron...

Ángel María Villar: ¿Recuerdo malo? Que le agredí a Johan Cruyff. Sí, es un recuerdo malo porque dejé el Athletic...

V.B: Pero fue un puñetazo a lo Ruiz-Mateos...

Á.M.V: Fue una caricia. Al final del partido, el míster y Ángel Iribar me llamaron la atención, y además bien llamada, porque mi comportamiento no fue el correcto. Además, Iribar me solicitó que fuera a pedir perdón a Johan Cruyff.

V.B: Qué bueno, tío.

A.M.V: Y así lo hice. Yo tenía 24 años, era un crío. Salí de la caseta y me fui a la caseta del visitante. Toqué la puerta, y me abren la puerta el padre de Ángel Mur y Ángel Mur. `Hombre, Ángel, ¿qué?'. `Pues vengo a pedir perdón a Johan Cruyff'. Todo el mundo se acuerda de esa anécdota.

V.B: Fue una cosa negativa, un hecho que a lo mejor no es muy edificante, pero que lo resolviste de la mejor manera.

La conversación forma parte del diálogo más amplio que el seleccionador español y el presidente de la Federación Española de Fútbol y exjugador rojiblanco de los setenta mantienen en el documental ``Un Siglo y 90 minutos''. Hoy, se cumplen 40 años de aquella inesperada bofetada al astro holandés, que pasó a formar parte del anecdotario del club bilbaino y de la larga lista de encontronazos entre jugadores de ambos clubes.

Corría la temporada 1973-74, y el Athletic era el principal opositor a la reapertura del mercado a los futbolistas foráneos, entre ellos, un fichaje récord, por 100 millones de pesetas. Hablamos de Johan Cruyff, un icono dentro del panorama balompédico mundial en aquellos momentos, que llegó al Barcelona ya comenzada la campaña para catapultarle hasta un ansiado título liguero que no acariciaba desde 1960.

El 24 de marzo de 1974, ya lanzado en el liderato, el Barça visita San Mamés. Iribar, Sáez, Zubiaga, Gisasola, Astrain, Zabalza, Lasa, Villar, Carlos, Uriarte y Rojo I por el Athletic; Sadurní, Rifé, Gallego, Torres, De la Cruz, Juan Carlos, Asensi, Costas, Rexach, Cruyff y Hugo Sutil, por el Barcelona, fueron los onces iniciales aquel día. «Cruyff ha enamorado al barcelonismo, incluso al resto de la afición, por su juego, pero se le considera altivo, insolente, agrandado. Manda a los suyos con gestos muy visibles, protesta a los árbitros y a los liniers, menosprecia a los rivales. Se le pita en todos los campos, y se le pitará más que en ninguno, claro, en San Mamés», escribía el periodista Alfredo Relaño para enmarcar el ambiente en el que se produjo aquel suceso.

Villar, junto a Zabalza y Uriarte en la medular, trata de frenar al altivo futbolista tulipán, que a cada balón se gana el grito hostil de la grada. El vizcaino en su persecución se gana una, por entonces existente, tarjeta blanca. En un lance, Cruyff realiza una dura entrada sobre Villar a la altura de banquillos, lo que origina una pequeña tangana. Poco después, en el minuto 36, con los culés a punto de sacar un córner contra la meta vasca, el joven león propina un puñetazo al blaugrana que lo deja sobre el césped entre aspavientos del agredido. Villar, ante el asombro generalizado, se encamina a vestuarios sin esperar si quiera a que el colegiado Soto Montesinos le muestre la tarjeta roja.

El partido transcurrió con normalidad, con escaso fútbol y empate final a cero. Villar estuvo ilocalizable los días siguientes. Ni siquiera durmió en casa. El club dijo que en Lezama, su familia que en casa de su novia. Cuatro partidos de sanción y una multa del propio club de 100.000 pesetas para un jugador que cobraba 750.000 por temporada. Pero más allá del gesto, del castigo económico, la pregunta tantos años después sigue siendo el porqué. «Cruyff le estuvo insultando y provocando todo el rato», justificó su hermano poco después del partido. El protagonista no dijo nada, casi hasta ahora.

El año pasado, ``El Mundo Deportivo'' reveló la razón de aquella agresión, de palabras del propio Ángel María Villar. El exleón, contaba el diario, estrenaba unas novedosas espinilleras recién traídas de Southampton. «Cruyff me hizo una entrada en plancha que pudo lesionarme y encima me rompió una de las espinilleras que estrenaba ese mismo día. Por eso reaccioné como reaccioné», desveló en una confesión que incluyó la «bronca tremenda» que le echó el capitán Iribar, quien en su libro ``La alargada sombra del Txopo'' revela que pagaron a escote dentro del vestuario aquella desorbitada multa.

En el mismo documental ``Un siglo y 90 mintos'', Txetxu Rojo pregunta al propio Cruyff sobre aquel episodio:

Johan Cruyff: Yo jugaba allí, y hacía mis cosas... Yo tenía el balón, imagino que un quiebro, y él [Villar] se cabreaba, o llegaba tarde...

T.Rojo: Sí, fue cerca de los banquillos. Un giro, hiciste un giro para un sitio, para otro...

J.C: Y, de repente, viene Villar y me dio una... Y yo en el suelo, aturdido: ¿Pero qué pasa aquí? Pero, bueno, nosotros después de ese momento, ostras, nos hemos visto cien veces, y Villar siempre me ha dicho: Lo siento, no sé qué me pasaba, perdona, era una reacción que hice acumulando un poco la presión de todo lo que escriben los diarios y todo esto.... No pasa nada. Se ha fallado un día, pero desde ese momento nos llevamos muy bien en todos los sentidos. Y son detalles bonitos de comentar...

T.R: Nos vamos a acordar todos.

J. C: Sí, sí, sí.

T.R: Me acuerdo que Ángel, al entrar al vestuario, nos comentó: `Joder, no sé lo que me ha pasado'. Porque Villar era un jugador que nunca había hecho nada de eso, ni lo volvería a hacer. Él tampoco se explicaba lo que sucedió: estabais ahí, la tensión del partido y... ¡pomba!

J. C: Durante una hora, yo tuve que soportar ciertas cosas... Pero no hay rencor. En el deporte no hay rencor, porque no hay malicia... No, en serio, siempre me han tratado bien en Bilbao. Allí a la gente le gusta la deportividad, la entrega... Me gusta esta mentalidad, es un poco como el rugby, ¿no? En el campo te pegas castañazos en todas partes, pero después te tomas unas cervezas. Es un poco inglés este espíritu de San Mamés. Y este accidente con Villar... Cuando él fue a jugar a Barcelona, me pidió perdón... y ya está, olvidado.

El Sevilla, a ocho, y el Villarreal, a diez

Domingo de feliz resaca en Lezama para los rojiblancos, porque como se apresuró a comentar Andoni Iraola a la finalización del partido, «cuando has hecho tus deberes, afrontas la jornada con mucha más tranquilidad». De momento, el Sevilla, que ganó, queda a 8 puntos, y el Villarreal, que perdió ayer en Valencia, se va a 10 de distancia. El viaje a tierras ilicitanas aguarda y apenas da tiempo para saborear más esos tres puntos, porque «para nosotros cada victoria es fundamental, cada punto es oro», que apuntaba el segundo capitán del Athletic. A la espera de sus rivales, el de Usurbil tiene claro que «para quedar cuartos tenemos que fallar poco. Hay que ganar muchos partidos y estamos en ese camino». Así es. Los bilbainos hicieron los deberes ante un Getafe al que Valverde siguió otorgando tras el choque más peligrosidad de la que realmente mostró. El Athletic, además, sigue manteniéndose fuerte en casa, donde ha marcado en los 17 partidos disputados en su nuevo estadio, 39 goles en total. El del sábado fue atípico, en jugada ensayada y desde lejos. Ander Herrera reveló que «Ernesto había insitido mucho», pero «no le habíamos hecho caso hasta ahora, y hoy le hemos hecho caso y la hemos metido, así que parte del gol es suyo». Otro meritorio dato es que un encuentro más dejan su portería a cero. Pero como dijo el propio jugador, «hemos concedido poco». J.V.