TXENTE REKONDO
ANALISTA INTERNACIONAL
Análisis | Proceso soberanista en Catalunya

Tensión política contenida ante la gran confrontación del 9-N

Catalunya vive un momento de tensión política contenida previa a la gran confrontación que se avecina, cuyo momento clave será el referéndum del 9 de noviembre. Las posiciones soberanistas ya se están preparando desde diversos frentes.

Tanto la Generalitat como agentes de la sociedad civil están desarrollando campañas internacionales para difundir la identidad nacional catalana y el amplio apoyo de la ciudadanía al derecho a decidir. Actores políticos han venido manteniendo entrevistas con dirigentes de países influyentes y se ha hecho llegar a 10.000 personalidades generadoras de opinión un informe sobre el derecho a decidir. Estos esfuerzos serán importantes para conseguir apoyos para la consulta, pero sobre todo de cara a lograr reconocimientos internacionales el día después. En este contexto, la ANC prepara una gran ofensiva internacional.

La concentración de fuerzas. Después de la retirada definitiva del PSC, se intenta mantener la cohesión entre las fuerzas convocantes del referéndum (CDC, UDC, ERC, ICV, EUiA y CUP), atraer a sectores del PSC así como a otros agentes sociales como la plataforma Súmate, compuesta por castellano-hablantes por la independencia, entre otros.

En el frente institucional. Se ha presentado al Congreso la petición formal del Parlament de transferencia de las competencias para convocar el referéndum. A la espera de la respuesta, que previsiblemente será negativa, se tramita la Ley Catalana de Consultas que servirá para dar amparo legal a la convocatoria. Se están estudiando todos los aspectos que pueden ser necesarios para la constitución de un Estado propio. Desde una Hacienda propia a la sotenibilidad energética, pasando por todos los aspectos logísticos y de legalidad internacional.

El frente social. El proceso catalán se basa en una revolución social de carácter pacífico y democrático que pretende cambiar las estructuras de poder, desplazando las oligarquías actuales de corte españolista y regulando los movimientos de los partidos políticos. Es un proceso de abajo a arriba. Eso sí, es una revolución democrática con apoyos en las clases más populares, pero liderada por sectores importantes de la clase media. Se preparan importantes movilizaciones, tanto para el 11 de septiembre como para el 9 de noviembre en caso que el referéndum sea prohibido. También es remarcable el papel de liderazgo de la ANC. De momento, los detalles son materia reservada y se aprobaran en la asamblea de principios de abril.

El frente empresarial. Cada vez hay un mayor enfrentamiento entre amplios sectores empresariales de la pequeña y mediana empresa -que sienten sus intereses mejor protegidos dentro de un Estado propio- y la oligarquía empresarial, que pugna por el statu quo español.

La coyuntura actual combina tres escenarios paralelos respecto a las principales fuerzas políticas catalanas:

En primer lugar, el bloque soberanista que engloba a las fuerzas partidarias de la consulta.

El segundo marco sería el táctico. Las alianzas de cara a las elecciones europeas están generando pugnas coyunturales entre todas las fuerzas políticas.

CiU y ERC luchan por la victoria. Hay cierto temor entre los convergentes a que ERC logre por primera mejores resultados electorales que ellos. Pero ERC apuntalará el Gobierno de Mas pase lo que pase y a costa de medidas anticrisis impopulares para llegar sin fisuras al 9 de noviembre.

Por su parte, Ciutadans intentará consolidarse como la primera fuerza del unionismo desbancando al PP y pasar al escenario estatal.

El PSC hará lo posible evitar lo inevitable, quedar reducido a una fuerza minoritaria en Catalunya. Finalmente, la CUP ha decidido no presentarse después de un profundo debate y una considerable división interna. Esta decisión deja a ERC como única fuerza que se presenta exclusivamente como candidatura nacional de Països Catalans ya que no va coaligada con ningún otro partido político.

En tercer lugar, está el marco estratégico. Las fuerzas políticas catalanas están tomando decisiones estratégicas, modificando profundamente el esquema político nacional. Quizás la más reseñable sea la incorporación de figuras relevantes del PSC como Ernest Maragall y otros al proyecto liderado por ERC. Todo indica que se está preparando una reconfiguración del espacio político socialdemócrata pensando en el nuevo Estado.

El proceso entrará ahora en una fase pública de paréntesis fruto de las elecciones europeas. Posteriormente, se producirá una reactivación con movilizaciones importantes y el punto culminante llegará a principios de setiembre con la firma del decreto oficial de convocatoria del referéndum por parte del president de la Generalitat, Artur Mas, quien se ha comprometido en el Parlament a poner las urnas de una u otra forma.

Las decisiones que tome el Gobierno español marcarán los pasos a seguir, pero el compromiso de todas las fuerzas partidarias de la consulta y del Gobierno es responder de forma coordinada y unánime, articulando las acciones políticas con la movilización popular.

El escenario irrenunciable sobre el que se basa el proceso es el derecho de la ciudadanía a expresarse democráticamete sobre su futuro político y la constitución de un nuevo Estado.

Todo ello está planteado para ser gestionado de forma negociada con el Estado español. Pero ya nadie, ni siquiera en las más altas esferas de la política catalana, descarta que, en caso de continuar la negativa del Gobierno del PP, se produzca una declaración unilateral de independencia del Parlament surgida de una convocatoria de elecciones de carácter plebiscitario, o, en caso de suspensión de la autonomía, por parte de una unión mayoritaria de ayuntamientos después de las elecciones municipales de 2015, al estilo de la proclamación de la República Catalana del 14 de abril del 1931.

Si, finalmente, no se realiza consulta y no es posible un proceso pactado con el Estado español, la Assemblea Nacional Catalana planteará en la nueva hoja de ruta que aprobará a principios de abril la convocatoria inmediata de elecciones tras el 9 de noviembre, la creación de una gran asamblea de cargos electos partidarios de la independencia, y que el nuevo Parlament declare la independencia en Sant Jordi de 2015 y apruebe la Constitución del Estado Catalán en setiembre de ese año.

Habrá que ver cómo reacciona el Estado español ante los hechos consumados. Si lo hace por la vía represiva o negocia algún tipo de acuerdo. Por supuesto, la reacción de la comunidad internacional será decisiva.