BASKONIA 95

FENERBAHÇE 73

Laboral Kutxa Baskonia está viviendo en una especie de montaña rusa en los últimos partidos: o gana de paliza, o pierde de paliza, sin término medio. Anoche tocó la cara feliz de la moneda, arrastrando en su despedida de Zurbano en la presente Euroliga a un Fenerbahçe que depende de que esta tarde Anadolu Efes le eche una mano en su duelo frente a Olympiacos.

Zeljko Obradovic se mostraba abatido e impotente ante la falta de amor propio de sus muchachos, que apenas se inmutaron pese a ir perdiendo por diferencias de casi 30 puntos. Los otomanos quedarán eliminados por culpa de su nula intensidad, una intensidad que los gasteiztarras exhibieron y que les sirvió para conseguir, al fin, una victoria como local en el Top 16. Cualquiera hubiera podido confundir los papeles y pensar que era la escuadra baskonista la que se jugaba la clasificación al cruce de cuartos en lugar del Fenerbahçe, que pecó de una indolencia casi denunciable. Pero aquel era problema de los de Zeljko Obradovic, mientras que el Laboral Kutxa Baskonia deleitó a los suyos.

Y para lograr ese objetivo puso varios ingredientes sobre la mesa. Por un lado, el acierto en el triple: 13 de 21, con 8 anotadores distintos, mientras que su rival firmaba un pobre 4 de 18. Asimismo, los de Scariolo repartieron 22 asistencias, 10 de ellos de un Heurtel que fue el mejor jugador del partido y que solo sufrió ante las penetraciones de Bo McCalebb. Y para detener al «general macedonio», nadie mejor que Poeta, que suple su falta de calidad con una intensidad defensiva encomiable.

A partir de la entrada del italiano, los gasteiztarras comenzaron a apretar atrás, y sus rivales se diluyeron como azucarillos. Ni siquiera la técnica que pitó el árbitro principal Pukl a Scariolo descentró a los locales, que además del buen juego de Heurtel, hallaron la forma de hacer daño a Fenerbahçe gracias a la calidad de Pleiss, San Emeterio -muy atinado en el tiro-, Hanga y hasta un Nocioni que pudo reencontrarse. Al descanso, los baskonistas ganaban por 47-38.

Los minutos de Hamilton

Si alguien pensaba que Fenerbahçe iba a reaccionar, se equivocaba. Los de Scariolo las clavaban de tres al mismo ritmo que su rival se hundía, mientras que Lamont Hamilton empezaba a sentirse a gusto a base de sumar puntos. Heurtel fue un buen amigo para el de Brooklyn.

Con el partido resuelto, la escuadra otomana, sobre todo McCalebb y un alterado Kleiza, maquillaron algo el marcador.