Creo que «L'inconnu du lac» es la primera película de Alain Guiraudie que se estrena a este lado de la muga, con lo que faltan por ver un par de mediometrajes, tres cortometrajes, una telemovie y los tres largometrajes anteriores. Es mucho material pendiente para pretender entender su cine de golpe y porrazo, aunque resulta de un estilo tan peculiar y distinto a todo lo conocido, que basta con una muestra para sentirse en presencia de un cineasta único.

Su cuarto largometraje nos ha llegado gracias a la lista de premios internacionales que acumula, empezando por el de Mejor Director en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes. En los César recibió la estatuilla al Mejor Actor Revelación para el protagónico Pierre Deladonchamps. Y, en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, fue premiada como Mejor Película y Mejor Fotografía para Claire Mathon.

De entrada «L'inconnu du lac» sorprende por la pasmosa naturalidad con que Guiraudie aborda las relaciones homosexuales, y en ello tiene mucho que ver el que éstas se produzcan a plena luz del día y en un espacio abierto. Los códigos o reglas no escritas según las cuáles funcionan unen a la comunidad gay en el terreno práctico, de ahí que la discreción surja de manera espontánea. Cuando asoma la violencia queda claro que obedece a un hecho puntual y aislado, y que en nada criminaliza al grupo.

Guiraudie exhibe un completo dominio del espacio escénico, pues le sobra con la playa de piedras que bordea el lago y el bosquecillo que hay detrás, para delimitar las zonas donde se toma el sol, las de baño, y aquellas más apartadas donde tienen lugar los encuentros íntimos.

Con los personajes aplica idéntico sentido de la economía, y así el protagonista se sitúa en el centro de una relación triangular. Por un lado entabla amistad con un visitante habitual que no se desnuda, mientras establece paralelamente contacto físico con el desconocido del título, que le provoca tanta atracción como inquietud.