Estitxu Martínez de Guevara
En nombre del colectivo Gasteizkoak
ANÁLISIS | LA MAYOR INDUSTRIA MILITAR VASCA

La Sener militar o el humanismo hipócrita de la familia Sendagorta

Una marcha ciclista de diversos colectivos concluyó ayer ante la sede en Getxo de Sener, la principal industria armamentística vasca. En este análisis del colectivo Gasteizkoak se detallan su origen en el franquismo, su expansión con el Gobierno González y los posteriores, su producción actual y su ideología de fondo. El retrato de una inmensa hipocresía, concluye Gasteizkoak.

«Sener fue siempre una exigencia de nosotros a nosotros mismos, un derroche de generosidades calladas y de entregas sin desconfianza alguna, y seguirá siendo la liberación de lo más noble de cada uno, el respeto, la responsabilidad y el afecto mutuo y, mucho más, el amor por la empresa y el amor de la empresa a sí misma. En esta cultura, y no en otra, hemos echado raíces y hemos dado fruto. La escala de valores y la forma de pensar y de actuar que he intentado describir, junto con el más alto aprecio por los saberes profesionales, han sido nuestras verdades» (Enrique Sendagorta, fundador y presidente de honor de Sener)

Tras leer el párrafo anterior, habrá mucha gente que se sorprenda si aseguramos que Sener es en la actualidad la principal empresa vasca de fabricación militar. Incluso habrá quien piense que su vinculación a esta industria sea indirecta, a través de sus participadas ITP y Precicast. Pero nada más lejos de la realidad. Solo teniendo en cuenta la publicidad que de sí mismo hacía el grupo Sener en su página web, podemos saber que: «En el Área de Defensa y Seguridad, Sener está especializada en la ingeniería y la producción de Sistemas de Actuación y Control para aplicaciones de Defensa, y en particular para misiles, aplicaciones de ISR (Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento) y Sistemas Integrados. Además, Sener es la empresa de referencia en España en sistemas de misiles. Gracias a una extensa red de colaboradores y subcontratistas, Sener está en situación de participar de manera fructífera en importantes programas de Defensa españoles y multinacionales. Sener lleva más de 40 años suministrando equipos, sistemas integrados y servicios de ingeniería a la industria internacional de Defensa. La empresa también es un proveedor del Ministerio de Defensa español y de los principales contratistas internacionales».

Pero ¿quién hay detrás de esta empresa? ¿Quiénes son los mercaderes de la muerte que se alimentan de los beneficios que les generan las guerras que provocan sus fabricaciones? En las siguientes líneas vamos a abordar esta cuestión, pero adelantemos un dato: aunque se trata de una empresa familiar, tiene relación directa con la burguesía vasca, con el poder político, con el financiero, con el militar, con las multinacionales farmaceúticas... y hasta con el eclesiástico.

Los orígenes de Sener

«Los primeros sentimientos de los hermanos que fundamos Sener fueron de admiración por nuestro padre y por los que él nos ofrecía como ejemplos. Luego, ya hombres, continuamos con una ingenua, aunque no acrítica, directa y clara admiración por nuestros héroes: los Reyes de la grandeza de España, los descubridores y conquistadores de América, y junto con ellos los grandes marinos, guerreros y emprendedores vascos» (Enrique Sendagorta)

Sener es una ingeniería constituida en 1956 por el matrimonio formado por Enrique Sendagorta y María Luz Gomendio, más los hermanos Erhardt Hormaeche, cada parte con el 50% del capital. El primero aporta al nombre la primer sílaba de su apellido (Sen) y los últimos, la segunda (Er).

En 1961 Enrique Sendagorta convence a su hermano José Manuel para que tome las riendas de la gestión de la empresa. Ello traerá consigo que en 1963 vendan sus acciones a los Sendagorta. Pero antes de fijarnos en los Sendagorta, aportemos un dato sobre quiénes eran los Erhardt, que nos habla de la relación original de Sener con la industria militar: Erhardt y Compañía eran los representantes en el Estado español de la empresa alemana Krupp, que produjo las armas que protagonizaron las guerras europeas desde mediados del XIX a mediados del XX.

Pero la relación de los Sendagorta con el mundo militar es incluso anterior a la constitución de Sener, principalmente en el caso del verdadero impulsor de Sener, José Manuel -ya fallecido-, quien tras su paso por los Marianistas de Gasteiz terminó sus estudios en la (por entonces de carácter militar) Escuela de Ingeniería Aeronáutica. Entre 1951 y 1954 fue parte de un grupo de ingenieros (junto con Jacobo Valdés, quien luego sería presidente de ITP) que trabajaron para el INI (en colaboración con CETME, otra empresa militar) en un programa de aviación militar. Y poco después estaba ya trabajando para la compañía AESB (Architects and Engineers, Spanish Bases) en las obras de construcción de la base militar estadounidense en Torrejón de Ardoz (Madrid). Todo ello antes de que, como ya hemos comentado, en 1961 su hermano Enrique le convenciera para que tome las riendas de Sener.

Por lo que se refiere a Enrique Sendagorta Aramburu, el 18 de julio de 1963 le concedieron la Gran Cruz de Mérito Naval con distintivo blanco, medalla que se concede con el objeto de recompensar a oficiales generales y personal civil con un rango institucional, administrativo, académico o profesional. El distintivo blanco se concede por méritos, trabajos, acciones, hechos o servicios distinguidos efectuados durante la prestación de las misiones o servicios que ordinaria o extraordinariamente sean encomendados a las Fuerzas Armadas o que estén relacionados con la Defensa Nacional. Si nos paramos en tanto detalle es porque, como luego veremos, han sido varios los miembros de la familia Sendagorta a quienes se les ha concedido el galardón de la Gran Cruz con distintivo blanco.

Enrique Sendagorta había dejado Sener en manos de su hermano para dedicarse inicialmente a la política (fue alto cargo en varios puestos de los ministerios de Comercio e Industria) y posteriormente a los negocios (S.E. de Construcción Naval, Consejero de Ybarra, Naviera Artola y Marítima del Norte, y presidente de Petronor), a las finanzas (consejero delegado del Banco Vizcaya y del BBV, presidente de Induban), así como al impulso del conservadurismo religioso-político más reaccionario, con el apoyo financiero a la construcción de la Universidad y la Clínica Universitaria de Navarra o la promoción del Instituto Empresa y Humanismo. Suyo es el texto «El Opus Dei como empresa humana y sobrenatural» y todavía hoy ostenta la presidencia de Honor del Patronato de la Fundación IEISA. Suyas son también las siguientes palabras que demuestran su perfil ideológico: «La guerra de España se había hecho en necesaria defensa de la religión perseguida y martirizada y contra la revolución comunista, porque si no la combatíamos, nos destruiría a todos».

No son los hermanos fundador e impulsor de Sener los únicos conservadores y militaristas de la familia, ya que, aunque luego veremos casos de descendientes, entre sus ascendientes encontramos a su propio padre (concejal en Plentzia del partido monárquico antes de la guerra civil y primer alcalde tras el golpe de Estado franquista), su primo Antonio Ruiz de Gopegui y Sendagorta (conocido falangista muerto en acción de guerra en 1937), su prima María Teresa (señalada tradicionalista que acudía todos los años a Montejurra y era leal al rey Javier), o su también primo Agustín Cotorruelo Sendagorta (ministro de Comercio con Franco en 1973-74 y miembro también del Opus).

A Dios rogando... y con el mazo dando

La pretendida «fachada humanista» del fundador de Sener le lleva a dejar por escrito que «esta sociedad rechaza la unión de competitividad y conciencia; aunque haya puesto de moda la business ethics de la casuística y de la imagen, aparta o difumina el concepto y la palabra ética cuando se tratan los problemas de verdadera importancia». Pero la realidad es que la ética en los negocios es algo que ha estado ausente en Sener, una empresa que ha basado buena parte de su negocio en el mercadeo de la muerte que lleva a cabo todo productor de material militar. Veamos los datos más importantes al respecto.

Ya hemos visto que la relación de José Manuel con la producción militar es anterior incluso a la creación de Sener, pero centrémonos ahora en lo relacionado con esta empresa. Su proyecto estrella de los primeros años, en la década de los 60, fue el denominado sistema FORAN (acrónimo de FORmas Analíticas) un software para el diseño y construcción de buques, con especial énfasis en el sector de buques militares. El FORAN sigue en la actualidad posibilitando la construcción de nuevos buques militares. Entre los recientes la web empresarial señala los siguientes: «Buques militares como la serie de fragatas F-310 construidas por Navantia para la Armada Noruega, el buque de proyección estratégica (BPE) para la Armada Española, o el buque guardacostas P-22460 para Rusia, al igual que el portaaviones de la clase Queen Elisabeth para la Armada Británica».

Los años 70 fueron para Sener una década dura tras el varapalo de su papel protagonista en la construcción de la central de Lemoiz (se encargó de más del 80% de la ingeniería de la central nuclear), por lo que decidió dedicar los 80 al negocio que más controlaba y que tan buenos dividendos le daba: la producción militar.

Viendo que el nuevo Gobierno español de Felipe González optaba por contentar a los militares concediéndoles el programa militar más caro de su historia (el FACA, Futuro Avión de Caza y Ataque), Sener decide participar en él y acceder por tanto al programa de compensaciones negociado con los Estados Unidos (suministradores del nuevo caza EF-18). Su verdadero objetivo, que ya tenía en mente, era aprender de la potente industria aeronáutica estadounidense para intentar luego poner en marcha su propia fábrica de aeronáutica militar.

No era este, de todas formas, el primer contacto de Sener con el Departamento de Defensa USA. Se habían iniciado ya en los 60, cuando José Manuel Sendagorta se entrevistó con responsables del Pentágono para interesarles -como así sucedió- en el sistema FORAN para la construcción de sus buques militares. Y esa relación llevó también a que Sener fuese calificada para tomar parte en la Iniciativa Estratégica para la Defensa (la conocida como «guerra de las galaxias»), desarrollada en los tiempos de Ronald Reagan.

A inicios de la década de los 80 nace también el programa desarrollado por Sener para el Ministerio de Defensa español, consistente en el desarrollo de la SBGL (Sener Bomba Guiada por Láser). Con mil kilos, era del tipo «dispara y olvida», ya que era capaz de autoguiarse. Una de las primeras importantes experiencias de Sener en el campo de la misilística, en el que luego se especializaría.

Pero si en algo se centró Sener en esta década fue en su empeño por poner en marcha una fábrica de motores para lo que se sabía ya que iba a ser uno de los grandes programas militares europeos conjuntos: el Avión de Combate Europeo. Para ello se creó a finales de la década ITP (Industria de Turbo Propulsores, en Zamudio), surgida de un acuerdo entre la propia Sener y el Gobierno español, y para lo que contó con el apoyo desde el Gobierno Vasco de quien sería luego el primer consejero de Sener no perteneciente a la familia Sendagorta: el por entonces vicelehendakari Javier García Egocheaga, quien sumó también su conocimiento del Ministerio de Industria español del que había sido director general en la época de Rodríguez Sahagún. Aunque en un principio la cuestión no transcurriese tal y como Sener deseaba (inicialmente era una de las varias accionistas minoritarias), ITP vio la luz en 1989 y Sener se encargaría de esperar al momento oportuno (año 2003) para hacerse con la mayoría accionarial de la empresa.

Unos consejos de administración muy bien armados

A mediados de los 80, José Manuel Sendagorta enferma de alzheimer, lo que va a provocar todo un cambio en los gestores de la empresa y en los modos de esa gestión. Por un lado, el fundador Enrique Sendagorta Aramburu regresa a la empresa como presidente, asumiendo la dirección su hijo, Jorge Sendagorta Gomendio (actual presidente). Asimismo, el cambio de gestión que introduciría la nueva dirección lleva por primera vez al nombramiento de un Consejo de Administración en el que, a partir de entonces se va dando cabida tanto a nuevas personas de la familia como a individuos adecuados para los intereses de la empresa. Es el caso, en ese primero consejo, del ya citado García Egocheaga, así como la incorporación del hijo de José Manuel, Andrés Sendagorta McDonnell, de quien ahora hablaremos.

En línea con lo indicado, con el transcurso de los años han ido accediendo al consejo personajes como Juan Gich Roldan (estrecho colaborador de Luis de Guindos en Lehman Brothers hasta su quiebra); Prudencio Pedrosa Rey-Daviña (consejero y director general para España y Portugal del Bank of America); o Pablo Sagnier (que ha pasado, entre otros, por el Grupo Credit Suisse y Atlas Capital).

Por lo que respecta a la familia, se han ido incorporando Enrique Sendagorta Gomendio, hijo y hermano de los actuales presidente honorífico y presidente respectivamente, y que ha estado ligado a GM Searle, filial portuguesa de Monsanto (multinacional acusada de forrarse sin escrúpulos con herbicidas y semillas genéticamente modificadas), así como a grandes empresas farmacéuticas como PharmaMar (filial de Zeltia). También se ha incorporado como consejero Pablo Sendagorta McDonnell (hijo de José Manuel Sendagorta y hermano del actual vicepresidente), relacionado con la nanca privada (a través del Banco Banif, perteneciente al Grupo Santander).

Pero sin duda la incorporación clave de la familia a la empresa a finales de los 80 es la del hoy día vicepresidente de Sener, Andrés Sendagorta McDonnell. Graduado en la Escuela Naval Militar de la Armada española como alférez de navío, dentro de su carrera militar ha sido, entre otras cosas, oficial de Guerra Antisubmarina, teniente de navío, piloto naval de reactores de combate (US Navy y Armada española), piloto de reactores Harrier en Rota, jefe de operaciones y segundo comandante, así como capitán de corbeta de la escala superior del Cuerpo General de la Armada. Es también Patrono de Honor de la Fundación Asistencial para las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil (los otros patronos de honor son el ministro de Defensa, los Jefes de Estado Mayor de los tres Ejércitos y el director general de la Guardia Civil).

Por si todo ello fuera poco, en 2009, a propuesta del ministro de Defensa, se le concedió la Gran Cruz del Mérito Naval con distintivo blanco, la misma condecoración que se dio a sus tíos Enrique y Jesús Sendagorta, en 1963 y 1967, y similar a la Cruz del Mérito Aeronáutico concedida a su padre, José Manuel Sendagorta. Además, Andrés Sendagorta McDonnell ha sido presidente y vicepresidente de AFARMADE, la hasta hace pocos años patronal de los empresarios de armamento.

La inversión pública militar, fuente de negocio para Sener

«Esto buscamos: que los mayores y los más jóvenes sepan de su empresa; que los que vayan a llegar encuentren el manantial del que hemos bebido y comprendan nuestro propósito de servir a los demás con la ingeniería, que es nuestra fundamental y permanente vocación. Queremos que sus familias, sus amigos y la sociedad en general nos conozcan, sepan qué hacemos, qué visión tenemos de nuestro futuro y qué nos mueve a luchar un día y otro con el afán de idear y de hacer nuestro trabajo cada vez mejor» (Enrique Sendagorta)

Hay que tener mucha cara para poder compaginar una declaración como esta con una producción como la que vamos a detallar, pero queda claro que doble moral es lo que les sobra a los Sendagorta.

Podríamos llenar párrafos y párrafos con la participación de Sener en fabricaciones militares en las últimas décadas: simuladores de tiro para carros de combate, proyectil de artillería de muy largo alcance Vulcano, torpedo ligero MU-90, Eurotorp, sistemas de reconocimiento automático de huellas en el terreno y secrafonía para la Ertzaintza, sistemas de visión por infrarrojos para incrementar la capacidad de ataque de bombarderos, sensores de visión diurna y nocturna para el SIVE el programa de control de fronteras de la Guardia Civil, modificación de helicópteros AB-212 de la Armada, numerosos programas de misiles (el Iris-T, el Kepd-350 Taurus, el Naval Srike Missile, el METEOR y el HOT), así como el sistema de lanzamiento de misiles Sagitario, el sistema de defensa antiaérea de nueva generación RBS 70 NG, sistemas de reconocimiento electro-ópticos a bordo de diferentes plataformas (satélites, aeronaves tripuladas y no-tripuladas, buques), sistemas de explotación de señales para inteligencia satélites militares (Helios 2, Spainsat y Xstar), sensores fisiológicos para el programa «combatiente del futuro COMFUT», tecnologías para aviones de combate sin piloto a bordo UCAV's. Todo ello lleva a Sener a autocalificarse como «un centro de excelencia internacional en el desarrollo de soluciones integrales para equipos y sistemas de defensa».

Eso es lo que se conoce públicamente, porque no hay que descartar otras producciones no conocidas, tal y como se desprende de esta declaración de intenciones de la propia empresa: «Sener aspira a convertirse en la empresa de referencia en sistemas de misiles para el Ministerio de Defensa español, así como en uno de sus contratistas principales para programas de Defensa, tanto nacionales como internacionales, garantizando la confidencialidad de toda la información».

Habrá quien piense que Sener es producto de una familia de ideología militarista, valores retrógrados y reaccionarios y una conciencia y moral muy elásticas, pero que coherente con su ideología se involucra casi desinteresadamente en apoyar a su admirado Ejército español... Pero de apoyo desinteresado, nada de nada. Sener, como muchas otras empresas del ramo, utiliza el tremendo derroche presupuestario estatal en inversiones militares para investigar a costa del bolsillo de las contribuyentes... y luego aplicar esas investigaciones en otros ramos de producción que le permitan negocios redondos. Algo de eso reconoce el propio vicepresidente: «La Defensa no es el área más amplia dentro de Sener, pero cualitativamente es muy importante porque es la cuna de mucha tecnología que luego utilizamos y nos permite ser líderes en otros sectores. Es decir, concebimos los programas de Defensa más como una oportunidad, porque tienen un factor multiplicador muy importante y posibilitan entrar en mercados que nada tienen que ver con la Defensa».

No es de extrañar que este interés tan interesado por la investigación militar haya llevado a Sener a patrocinar, dentro de los Premios Ejército del Aire, el destinado a la investigación aeroespacial militar española. Los poco más de 4.000 euros que a ello dedica son toda una inversión, incluso publicitaria, pues el premio fue entregado -en una gala celebrada en el Patio de Honor del Cuartel General madrileño- al alimón por el vicepresidente de Sener y el secretario de Estado de Defensa.

Desgraciadamente un perfil empresarial como el hasta aquí señalado cuenta con el reconocimiento de las instituciones públicas al más alto nivel. Así lo vimos cuando en el año 2011 el fundador y presidente de honor recibió el Premio Nacional a la Trayectoria Innovadora de manos de la reina española, en un acto (2011) al que asistieron los entonces diputado general de Bizkaia, alcalde de Bilbo y consejera de Educación del Gobierno Vasco.

Ese reconocimiento público se repitió cuando el actual presidente de Sener fue uno de los pocos empresarios invitados a hablar en el reciente Global Forum Spain 2014 desarrollado en el Guggenheim de Bibao, donde se permitió mostrar su «preocupación por la reducción de la inversión española en Defensa y Espacio, dos áreas estratégicas de innovación y alta tecnología en las que el apoyo institucional resulta irreemplazable y fundamental».

Una marcha ciclista de denuncia más que oportuna

Con todo lo visto hasta aquí cobra todo sentido la 7ª Marcha Ciclista contra la Industria y el Gasto Militar que los colectivos ecologistas, antimilitaristas y de solidaridad internacionalista Askapena, Eguzki, Ekologistak Martxan, Kakitzat, KEM-MOC y Komite Internazionalistak celebraron ayer, partiendo de Bilbao para, tras pasar por su participada Precicast, terminar en la sede de Getxo de Sener. Solo mediante la denuncia y la presión pública se podrá conseguir que un día Sener no tenga más opción que cumplir las palabras de su hipócrita fundador y abandonar su producción militar:

«Empresarios, consejeros administradores de sociedades y directores de instituciones económicas podrían cambiar el rumbo de las cosas si se decidieran a comprometerse en actitudes de verdadero servicio, persiguiendo al tiempo que sus objetivos económicos otros humanísticos dirigidos al perfeccionamiento de los hombres cuyo trabajo es parte de su misma dignidad. Todo cambiará el día que se comprenda que la legitimación del poder empresarial no tiene base suficiente en la mera propiedad del capital, sino que ha de fundamentarse en el afecto a la empresa, en su consideración como valor social, en el servicio eficaz, leal y sostenido de quienes lo ostentan, y en la mejora de la comunidad de personas que la constituyen».

Que el asco que produce su doble moral no nos impida exigir a gritos acabar ya con su producción militar.