Agustín GOIKOETXEA
MOVILIZACIÓN DE ERNAI EN BILBO

Miles de jóvenes muestran su voluntad de luchar por construir otro sistema

Al cumplirse un año de la constitución de Ernai, miles de jóvenes se manifestaron ayer a la tarde en Bilbo para dejar clara su firme voluntad de seguir luchando a favor de un nuevo modelo económico y social para Euskal Herria que deje atrás el capitalismo que arroja a la juventud a la absoluta precariedad.

No hay otro camino que la lucha y la rebelión contra un sistema capitalista y patriarcal, en el que «todos los días tienen que ser una jornada de lucha, no solo el 1 de Mayo», tal y como enfatizó Irati Sienra. La movilización comenzó bajo el puente de Deustua, a unos metros de donde se alzaba el astillero Euskalduna y los muelles portuarios y que ahora ocupan edificios significados de la nueva ciudad de servicios que construyeron PNV, PSOE y PP con el Museo Guggenheim como emblema.

La organización juvenil invitó a los representantes de los trabajadores que sufrieron la reconversión naval en los años 80 pero cuya lucha es recordada tres décadas después. En su nombre, Emilio Urreta, presidente del comité de empresa, animó a los jóvenes a luchar por su futuro, recordando que miles de empleos se perdieron en aquella crisis y denunciando el papel que jugó el PSOE en aquella operación. Al PNV le acusó de construir un modelo en el que el empleo precario se instaló con las grandes superficies comerciales y el turismo.

La intervención de Urreta cerró un primer acto, en el que Sienra insistió en la importancia de la lucha para acabar con las altas tasas de paro juvenil, la inmigración o la precariedad, recuperando la capacidad de poder decidir su futuro. Después, se inició la marcha por el paseo de Abandoibarra tras una pancarta con el lema ``Gazteok burujabe larrutu sistema, eraldaketa gure baitan'' a la que siguieron cientos y cientos de personas hasta conformar una comitiva de más de 2.500 personas, entre ellos el veterano militante de la izquierda abertzale Periko Solabarria, que corearon consignas como «independentzia ta sozialismoa», «borroka da bide bakarra», «ea ea ea kale da gurea», «gazte altxa hasi da iraultza», «presoak kalera amnistia osoa» o «gure gorputza gure erabaki».

Al alcanzar el Palacio Euskalduna, descubrieron el importante operativo desplegado por la Brigada Móvil de la Ertzaintza, que vigiló la manifestación, ante lo que los manifestantes comenzaron a gritar «ez gaituzue geldituko» o «esos de ahí enfrente torturan a la gente». Ante la sede del PP, en Gran Vía, denunciaron la corrupción política, arrojando sobres con supuestos sobornos, para pocos metros después, en la delegación de Lakua, reclamar un sistema educativo propio, y ante Confebask, escenificaron una txarriboda mientras se repetían insistentemente «kapitalismoa suntsitu!» o «eraiki dezagun Euskal Herri gorria».

En la plaza Elíptica, junto a la subdelegación del Gobierno español en Bizkaia, arreciaron los pitidos y los gritos de «alde hemendik utzi bakean», «hemen torturatzen da» y «PNV, espainolen morroi» mientras jóvenes con caretas de Andoni Ortuzar y Mariano Rajoy escenificaban las excelentes relaciones PNV-PP.

Purines para los bancos

Unos metros más tarde, aparecieron los tartalaris y sus pasteles dirigidos a la presidenta navarra Yolanda Barcina y, poco después, otros jóvenes arrojaban purines en sucursales de La Caixa, BBVA y Kutxabank bajo la consigna «quien siembra miseria recoge mierda» y gritos de «banketxeak hiltzaileak».

Ante tiendas de moda de Gran Vía repletas, empezaron los gritos de «Inditex hiltzaileak» y se colocaron unos botes de humo, lo que provocó que agentes de la Brigada Móvil descendieran de las furgonetas e impidieran el paso de la marcha. Los jóvenes optaron entonces por sentarse al tiempo que coreaban mensajes como «euskal gazteria aurrera» o de recuerdo a Iñigo Cabacas y acusando a la Policía autonómica de su responsabilidad en la muerte del joven.

Fueron unos minutos de tensión, en los que la actitud ofensiva de los ertzainas con material antidisturbios no arredró a los jóvenes, que no pararon en ningún momento de lanzar mensajes reivindicativos. Al final, los seis vehículos policiales prosiguieron la marcha y la movilización también, camino de la plaza del Arriaga.

En el acto final, se mostró un monstruo de cuatro cabezas, que representaban al obispo José Ignacio Munilla, al ministro José Ignacio Wert, así como los presidentes Yolanda Barcina e Iñigo Urkullu, y cómo los jóvenes con la lucha eran capaces de acabar con él. En la alocuación final, volvió a realizarse un llamada a la lucha diaria para lograr la transformación social.