Después de una jornada nefasta que culminó con el empate in extremis del Granada en Anoeta, no hay margen para lamentaciones. Quedan dos finales -ahora sí que cabe emplear dicha terminología- y Osasuna no puede afrontarlas alicaído. Por eso, y tras digerir el enorme palo que supuso la derrota frente al Celta, el vestuario rojillo se ha afanado en transmitir un mensaje en clave positiva para refrendar, una vez más, el milagro de la permanencia.

«Hay que hacer un `reset', no ya los propios jugadores, sino todos, afición y prensa también, para empezar de cero en esta pequeña liguilla de dos partidos en la que partimos con desventaja, pero en la que hay que recuperar la autoconfianza que en parte hemos perdido», arengó Oriol Riera, uno de los que más empeño le puso frente al Celta, pese a no conseguir superar al guardameta rival.

La escuadra navarra va a tener que encarar frente al Espanyol una situación muy similar a la que vivió hace apenas un mes cuando visitó Almería. Entonces consiguió salir airosa del reto y ahora confía en repetir experiencia. «De aquel partido nadie pensaba que íbamos a sacar los tres puntos, pero lo logramos», recordó el ariete catalán.

El método para regresar a la senda de la victoria no pasa solo por la intensidad y ser más aguerridos que el adversario. «El equipo quiere y va, pero no basta con correr más que el rival. Creo que debemos tener más tranquilidad con el balón y en tres cuartos de campo, además de recuperar la fe en nosotros mismos», apuntó.

Combinación maldita

No es la primera vez que Osasuna se enfrenta a un ultimátum, ha tenido en su última trayectoria en Primera varios encuentros tan decisivos como el que le espera en Cornellà. En dicho estadio, el cuadro rojillo se expone a una combinación maldita que nadie desea, pero que le haría descender de manera matemática sin tener que esperar a lo que ocurriese ante el Betis.

Ese cruce de resultados fatal pasa por que el Valladolid puntúe hoy, sumado a que gane en el Benito Villamarín el domingo y el Almería hiciese lo propio en Los Cármenes. Si a todo eso le sumamos una derrota osasunista en el estadio periquito, los de Javi Gracia perderían la categoría este próximo fin de semana sin nada que hacer ya contra la escuadra bética.

Nadie en el club navarro se pone en la tesitura siquiera de que se dé esa posibilidad y sí la de, al menos, puntuar en el campo blanquiazul, que se le ha dado bastante bien a Osasuna en los últimos tiempos. «Todo el año hemos pasado momentos difíciles y el domingo tenemos una batalla más. Ahora es momento de mirar hacia adelante porque el fútbol cambia cada semana y lo mismo el lunes estamos más contentos», dijo Riera.