Bera Bera repite triplete tras una cerrada lucha con el Rocasa, segundo de todo
Zuazo completa una temporada correcta, casi idéntica a la edición anterior, aunque su plantilla apuntaba a metas algo más ambiciosas. Kukullaga, tras exprimir al límite su corta plantilla, no puede eludir el descenso.

Bera Bera ha vuelto a ser el gran triunfador de la temporada, repitiendo el triplete de la anterior -Supercopa, Copa y Liga-, con el Rocasa canario como rival en las tres competiciones. Y el objetivo no era sencillo, ni sobre el papel antes de que arrancara la competición, ni después a la vista de las dificultades que se le han ido presentando al equipo.
Al acabar la campaña 2012-13 Bera Bera perdía a su carismática entrenadora Reyes Karrere (348 partidos oficiales en el banquillo), a Darly Zoqbi -la mejor portera de la Liga española-, a su veterana central Eider Rubio, y a la extremo zurda Libe Altuna. Entre todas ellas, mucha experiencia, talento y goles, que se unían a lo que ya había perdido el equipo la temporada anterior debido a los ajustes económicos (sobre todo poder físico en su primera línea, con Bea Fernández y Anna Punko). Y, además, afrontaba su primera experiencia en la Champions League.
Mientras tanto, sus rivales se iban adaptando a la situación y tres de ellos ambicionaban suceder a las donostiarras, a las que calificaban de claras favoritas con la boca grande -añadiendo presión-, aunque minusvalorándolas con la boca pequeña.
Rocasa, sobre todo, fichaba a la portera internacional Silvia Navarro, con la que esperaba aspirar a todo -y también ganar-; el Alcobendas aprovechaba el poder atractivo de Madrid para fichar a una de las laterales zurdas importantes que quedan en esta Liga -Mónica Ausás-, para seguir madurando un equipo con muchas jóvenes prometedoras procedentes de toda la península; y el At. Guardés, con el apoyo de su patrocinador Mecalia, se subía a la ola de la gran temporada de su debut con varios fichajes que le ayudaran a dar un paso más hacia adelante.
Pero Bera Bera ha revalidado los tres títulos, incluso con más claridad que la pasada temporada en el caso de la Copa y la Liga, sorteando todos los obstáculos que se le han ido planteando de la mano de un entrenador que ha sabido comunicar sus ideas a la plantilla y encontrar soluciones a cada problema, con la colaboración inestimable de unas jugadoras que han mostrado una ambición sin límites y un nivel competitivo insuperable.
Imanol Alvarez trató desde el inicio de partir del legado de Karrere, pero aportando sus ideas, que se han plasmado sobre todo en esa defensa 6:0, con Elorza y Núñez como principales pilares en el centro, un mayor control de la fase de contraataque para disminuir la pérdida de balones, y un ataque organizado más fluído, rápido, con constantes permutas de posiciones y muchas finalizaciones por los extremos y con penetraciones de la primera línea, un juego que ha ampliado las opciones y ofrecido seguridad al equipo.
En la pista, la sombra de Zoqbi parecía muy alargada, pero Ana Temprano ha cumplido con creces, convirtiéndose en una de las jugadoras más importantes de la temporada, ganándose con todo merecimiento un lugar destacado entre la larga nómina de buenas porteras que han pasado por Bidebieta. Las jugadoras con más experiencia del equipo han seguido tirando del carro, con mención especial para las citadas Elorza y Núñez, así como para las goleadoras Eli Pinedo y Matxalen Ziarsolo, y toda la plantilla se ha esforzado por progresar en los entrenamientos y mantener el nivel pese a las bajas en competición.
Lo demás ha sido una interminable sucesión de percances que el equipo ha ido solventando de manera admirable, increíble en algún caso, si se tiene en cuenta que para repetir los tres títulos se veía obligado, otra vez, a ganar casi todos los partidos, sin margen de error en los experimentos, que debían funcionar en la pista. Para empezar, Cuña no se recuperaba de su lesión y había que reconstruir la primera línea ofensiva, asumiendo además los nuevos esquemas de juego de Alvarez. Con Elorza y Alba Menéndez como soportes principales, y la ilicitana Ana Martínez adaptándose a marchas forzadas, la irrupción de la usurbildarra Esther Arrojeria ha sido otra de las grandes noticias de la temporada, con una progresión que augura que puede ser una jugadora importante en el futuro del equipo. Su aportación fue más valiosa aún más con la baja de Ana Martínez por una lesión en el hombro que le mantuvo parada de finales de octubre hasta finales de enero.
En la portería, los problemas de espalda de Yamiley Rodríguez han impedido que la canaria jugara casi toda la temporada. Sin poder fichar, la decisión fue confiar en la junior María Akuña para acompañar a Temprano. La consecuencia es que la asturiana ha tenido que jugarlo casi todo, pero hubo un día crítico, cuando fue descalificada en Castelldefels antes del descanso en la 7ª jornada liguera, el 31 de octubre. Con empate a 11 y media hora por delante, Akuña afrontaba su primer reto en la portería, y firmó una buena actuación que ayudó a ganar el partido. Sus compañeras se esforzaron aún más en defensa, pero Akuña contribuyó con varias paradas de mérito, entre ellas un penalti, que elevaron su confianza y la del equipo.
Otra de las sorpresas más agradables de la temporada llegaba de la mano de una juvenil de primer año, Maitane Etxeberria. La retirada de Altuna dejaba a la brasileña Adriana Castro como única zurda para el extremo derecho, otra vez no era viable un fichaje con más experiencia, y Etxeberria aprovechó para colarse en la primera plantilla con su gran potencia física y sus goles. Su irrupción proporcionaba a Imanol Alvarez una alternativa valiosa para Castro, que permitía al equipo imponer su elevado ritmo de juego, básico para doblegar a rivales con menos recursos físicos.
Zuazo calca la pasada Liga
Zuazo también ha repetido casi punto por punto su trayectoria del año pasado, aunque en su caso la falta de progresión haya sido un poco decepcionante. Sobre la base de la plantilla de la anterior temporada, con la única baja importante de Temprano (bien solventada a lo largo de la temporada con su la llegada de Esteban y la buena aportación de Nika Fernández), los fichajes de Alexandra Gil, Cobo y Etxabe parecían reforzar los puntos débiles del equipo y permitían confiar en una mejora que se tradujera en resultados.
Pero a la hora de la verdad no ha sido así del todo, el equipo ha seguido funcionando casi exclusivamente alrededor de la producción goleadora de Yáñez y la conexión con la pivote Hernández (207 y 111 goles la pasada Liga, 221 y 113 en esta), pero quizá le ha faltado ambición, y no ha sabido solucionar algunos finales igualados, sobre todo fuera de casa (dos empates y tres derrotas por un gol, a la que se debe sumar otra en Lasesarre).
Las dificultades para gestionar al equipo, con la prohibición velada de que Jorge Dueñas pudiera hacerse cargo del mismo por coincidir con su cargo de seleccionador español -Juan Carlos Solar ha dirigido al equipo en la pista-, también habrá repercutido en un óptimo aprovechamiento de la plantilla.
Lo positivo es que Zuazo no ha pasado apuros, que se metió otra vez en la Copa (para toparse de nuevo con Bera Bera), y que la plantilla ha ofrecido muestras de que puede dar más de sí.
Kukullaga pierde la categoría
Desde que ascendió hace tres temporadas, Kukullaga siempre ha vivido al borde del precipicio. Un club modesto, con mucha dedicación a sus equipos de base (esta temporada también ha sido espectacular para sus categorías inferiores), pero con recursos muy justos para poder pelear en la máxima categoría.
La pasada temporada Lydia Montes contaba con un par de jugadoras más en primera línea que le permitían más rotaciones, pero Kuprichenkova se fue, Enara Bayón sufría una grave lesión, y ha habido mucho trabajo que repartir entre muy pocas jugadoras de cierto nivel.
Un detalle lo dice todo; entre Nogales, Azcona, Elizegi y Boklashchuk han metido 3 de cada 4 goles del equipo (74%), y entre las cuatro han sufrido 70 de las 102 exclusiones en defensa (69%). La lesión al inicio de la Liga de Alba Fernández, que aportaba un buen relevo defensivo, castigaba aún más al equipo, obligado a rendir siempre al límite de sus posibilidades para aspirar a puntuar. La acumulación de problemas ha resultado insuperable, y ha acabado por llevarle al descenso de categoría.

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