Ramón SOLA
Desde la grada | Osasuna

El chivo expiatorio del descenso

Los diccionarios definen chivo expiatorio como la persona que es culpada de una falta que no cometió. Miguel Archanco, sin duda, ha incurrido en errores de gestión, algunos reconocidos como poner los precios de las entradas por las nubes en los derbis, pero resulta dudoso que se le puedan imputar las faltas, cuando no los delitos, que se van intuyendo desde el momento en que las alfombras rojillas se han levantado extendiendo una polvareda enorme.

Archanco ha sufrido un jaque mate en toda regla en apenas nueve días, en una tormenta perfecta en la que han confluido desde peones hasta torres: poderosos intereses mediáticos, directivos con evidente afán de protagonismo, exentrenadores despechados, patrocinadores extralimitados en sus competencias... Paradójicamente solo los socios no han podido pronunciarse. Osasuna presume de ser uno de los cuatro únicos clubes auténticos que pertenecen a su gente -al menos hasta que no llegue la Unión Europea y mande parar-, pero en pocos sitios la masa social ha tenido menos relevancia en los últimos años, donde ni siquiera se le ha dado el mínimo exigible: la verdad sobre las cuentas. Igual el futuro como Sociedad Anónima Deportiva, al que parecen abocar no ya los deseos sino las necesidades económicas y el expediente europeo, no es tan malo.

Tal acoso y derribo no dejaba a Archanco otra salida que sacrificarse en el altar. Quizás esto sirva para pacificar el club y volver a posar las alfombras sobre el suelo, pero mucho más incierto es que suponga alguna solución. Queda el pufo de la Hacienda, más preocupante ahora para el conjunto de los contribuyentes si se recuerda que hasta ahora Archanco ha sido el único que tenía un calendario de pago de deuda y lo iba cumpliendo. Queda un durísimo aterrizaje en Segunda. Queda una plantilla devaluada e inservible a la que nadie ha pedido responsabilidades y a la que quitarse de encima será mucho más difícil de lo que se cree. Quedan las grandes decisiones de qué hacer con el entrenador, con Tajonar, con la Fundación, con la estructura entera. Queda sobre todo la duda enorme de cómo se ha llegado hasta aquí. Y queda también Vizcay, que por su función es quien más sabe de todo esto. Archanco, fiel a su papel de chivo expiatorio, no ha querido poner el ventilador antes de irse.