Los ex, los peores enemigos
Los gasteiztarras jugaron un partidazo con ocho jugadores, pero Navarro, Oleson y Dorsey fueron demasiado.

BARCELONA 92
LABORAL KUTXA BASKONIA 87
Ver crecer a los hijos alegra mucho a sus padres. Ver a un exjugador de un equipo derrotar a su antiguo conjunto, no tanto. Laboral Kutxa Baskonia, con sus «ocho magníficos» en la pista, jugó un partidazo, pero se va a encontrar con una eliminatoria cuesta arriba porque Brad Oleson se convirtió en el «asesino» que un día le pidió Dusko Ivanovic que fuera. Para más inri, Dorsey -que metió seis mates y cazó 11 rebotes- se convirtió en el amo de la zona. El Baskonia llegó a empatar a 87 en el último minuto, pero además de los ex, ahí estaba Navarro para decantar el choque.
Con seriedad atrás y mucha concentración, Laboral Kutxa Baskonia ofreció un juego más constante que su rival, más dependiente de sus estrellas. Así las cosas, aunque el primer cuarto terminaba con un resultado adverso por 23-20, las sensaciones eran positivas. San Emeterio arrancaba a gran nivel mientras que Pleiss daba solidez a la defensa, mientras que el Barça vivía de los triples de Oleson y los tiros libres.
Fue la entrada de dos exbaskonistas como Dorsey y Lampe lo que provocó la primera desestabilización entre los gasteiztarras. El pívot de Baltimore, que hizo gala de mucha contundencia y movilidad, causaba estragos entre los de Scariolo, pero Hamilton saltaba a la cancha y conseguía no solo anotar un buen puñado de puntos -11 al descanso y 19 al final- sino que cargaba de personales a Dorsey. Tomic no daba tanto empaque a la retaguardia blaugrana, lo cual facilitaba el juego ofensivo de Laboral Kutxa Baskonia.
Eso, y la irrupción anotadora de Nocioni. Le costó empezar y al final sufrió un leñazo de Dorsey, pero al receso ya llevaba 12 puntos, liderando a un Laboral Kutxa que ganaba por 36-43. La defensa gasteiztarra cortocircuitaba a los culés, mientras que estos no se sentían cómodos y se descentraban entre pérdidas de balón y protestas.
Duelo de Heurtel y Navarro
Como era de esperar, el Barça volvió de los vestuarios con otro brío, en especial un Navarro al que aún le quedan coletazos de genialidad y que anotó 18 puntos en ese tramo. Por fortuna, Heurtel decidió que para genialidades, las suyas, de forma que, sin que se le moviera el flequillo, contestó con 15 puntos, con canastas a cada cual mejores.
Los de Scariolo amagaron otra escapada al adelantarse 53-60, pero los de Xavi Pascual se aferraron al partido de la mano de Oleson, que ponía al Barça por delante sobre la bocina del tercer período: 69-68. Quedaban 10 minutos, y el Baskonia, con sus «ocho magníficos», empezaba a sufrir las faltas, sobre todo Pleiss y Causeur, aunque Tomic y Huertas también tenían cuatro personales.
Faltó combustible en esos últimos minutos. San Emeterio daba una última ventaja a los gasteiztarras, 72-74, pero entre Oleson y Dorsey el Barça fue metiendo un ritmo machacón. Se dejaron de pérdidas, clavaron casi cada triple que intentaron, y todo ello lo aderezaron con una defensa que no dejaba pensar a los de Scariolo.
Pero cuando Huertas anotaba el 87-80 que parecía decidir el partido, Heurtel y San Emeterio, este con cinco puntos seguidos, consiguieron empatar a 87 a 39 segundos. Sin embargo, Navarro clavó el 89-87, el tiro de Heurtel se salió y Oleson decidió con dos tiros libres. Aun así, mañana, que siga la fiesta.
«El orgullo está ahí, pero veníamos a ganar»
«Navarro y Oleson son grandísimos jugadores y además, ha tenido un poco más de frescura y acierto», se lamentaba un Sergio Scariolo apenado y orgulloso.
«Hemos llegado justos de fuerzas al final, pero el orgullo está ahí. No hemos bajado los brazos cuando nos han cogido siete puntos y hemos empatado con gran esfuerzo. Pero habíamos venido a ganar y no lo hemos hecho. Hay que preparar el partido con nuestro público, con la confianza intacta», acabó.
Sobre Nocioni, reconoció que «no está bien» tras el golpe que recibió de Dorsey. «Ha intentado volver a entrar a jugar, pero cojeaba», dijo Scariolo. A. G.

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