EIBAR PRIMERAN

Ipurua se convierte en una fuente inagotable de satisfacciones

El Eibar redondeó la fiesta del ascenso despidiéndose de Ipurua con una victoria. La enésima genialidad de Jota adelantó a los azulgranas, que apuraron el depósito para acercarse a su último objetivo de la temporada, el título de campeón de la categoría.

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Antes de que Gaizka Garitano se convirtiera en el hombre de moda, antes incluso de que se estrenara en la categoría de plata, ya había quien apostaba sin duda por su éxito. «Es el jugador más competitivo que he conocido nunca», aseguraba un exentrenador del Eibar, cuya única pena era no haberle tenido nunca a sus órdenes y que se mostraba convencido de que «triunfará también como entrenador a nada que sepa transmitir ese carácter a su equipo».

No hay duda de que lo ha conseguido. El amor por el trabajo duro, parte fundamental de la idiosincrasia azulgrana, ha sido uno de los factores determinantes en la consecución del ascenso. También la calidad individual, indispensable aunque la proporción pueda ser menor que en planteles de mayor relumbrón. Pero si algo caracteriza a este Eibar que a partir de verano compartirá categoría con algunos de los mejores equipos del mundo, si algo le distingue del Eibar que, aun con menor atención mediática, ya tenía a sus espaldas un largo historial de éxitos y milagros, es una convicción, una ambición y un hambre que, aun conocidas, no se habían visto en semejante proporción. En defitiva, el espíritu competitivo que, efectivamente, su entrenador ha incrustado en el adn de la plantilla.

Por eso el Eibar es de Primera. Por eso Eibar vive inmerso en una fiesta continua desde el pasado domingo. Por eso la familia armera se forma nuevas ilusiones que hace apenas unos meses a duras penas podían catalogarse como sueños. Por eso Ipurua se despidió ayer de Segunda con una última victoria. Y por eso el equipo azulgrana puede confirmarse el próximo fin de semana como el mejor equipo de la categoría, un honor que ya solo le disputa el Deportivo, que le acompañará en su viaje a Primera. Por eso, en definitiva, el Eibar se ha convertido en una fuenta inagotable de satisfacciones para su afición.

Hinchada que ayer vivió otra jornada mágica. Una de las muchas que incluirá en el álbum de recuerdos, el más preciado de todos, que irá completando a lo largo de los próximos doce meses. Allí quedarán para siempre el primer gol en Primera, la primera victoria, la visita de aquella estrella o el viaje a aquel estadio. También el día de ayer. El último en el que, al menos hasta el año que viene, Ipurua habrá acogido un partido de Segunda.

Acogido y disfrutado. Lo habrían hecho los seguidores azulgranas en cualquier circunstancia, en una jornada dedicada por completo al homenaje de sus héroes. Pero lo hizo más aún con un equipo que peleó, con la misma intensidad que en los nueve meses anteriores, por protagonizar una despedida a la altura de la temporada.

Ya lo había advertido Gaizka Garitano la víspera. «El que no se tome el partido en serio se va a la ducha», aseguró. Y pese a la sonrisa que lucía, nadie dudó de que así sería. Del dicho al hecho. El Eibar salió, como siempre, a por la victoria. Y mientras la grada de Ipurua hacía la ola, coreaba uno tras otro los nombres de sus ídolos, botaba y aplaudía, los futbolistas azulgranas apuraban un depósito prácticamente vacío para regalarse una última satisfacción.

Hubo recompensa. Pese a que el Lugo necesitaba los puntos para asegurarse la tranquilidad, la enésima genialidad de Jota puso por delante a los guipuzcoanos a las primeras de cambio. La escuadra gallega intentó voltear el choque y pareció que podía conseguirlo. Durante la primera parte. Porque tras el descanso el Eibar fue capaz de meterle aún una marcha más a su juego y, con el rival obligado a arriesgar, los contragolpes se sucedieron en la portería lucense. Sobraron ganas y faltó acierto, pero no importó. Los tres puntos se quedaron en Ipurua, de donde nadie quiso moverse hasta muchos minutos después de que el equipo completase la vuelta de honor.

Garitano: «Es un momento histórico y hay que celebrarlo»

Satisfecho, como siempre, con la entrega de sus jugadores y feliz por un premio para «tanta gente que ha hecho tanto por este club». Así se confesó Gaizka Garitano a la conclusión del choque.

«Ya decíamos ayer -recordó-, que nos quedaban objetivos por cumplir. Y el equipo lo ha demostrado dándolo todo». Y redondeando así una fiesta que ha durado toda la noche. «Hay que disfrutarlo -aseguró-. Es un momento histórico y hay que celebrarlo. Hay tanta gente que ha hecho tanto por este club y esta es una victoria de todos. Es un bonito día para disfrutar de todo eso». A.U.L.