De románticos finales previstos y algún que otro plantón en el altar
Toulon, Northampton y Leinster ganaron el pasado sábado la final de las tres principales ligas de rugby de Europa; el Top 14, la Premiership y la RaboPro12, respectivamente. Terminan las competiciones pero en siete días ya se sortean los grupos de la Heineken 2015. Sin tregua. El himno «Dios Salve a la Reina» sonó en el Stade de France, en homenaje a Jonny Wilkinson en el día de su retirada. Pocos ingleses habrán concitado tanto respeto y admiración al otro lado del Canal de La Mancha.

Hay películas con final feliz, un final que casi todos los espectadores desean y que ya es conocido, o al menos sospechado, desde el minuto uno. Y otras en las que cuando parece claro el desenlace, zas, la situación da un vuelco, el guión previsto se nos viene abajo, y sale triunfador el personaje en principio llamado a ser un mero convidado de piedra.
En la recta final de las principales ligas europeas de rugby hemos tenido ambas versiones. En la Liga Celta, RaboPro12 por motivos comerciales, Leinster disputaba la final en su casa de Dublín, había sido el mejor equipo en la fase regular y despedía a dos de sus hombres más carismáticos, Leo Cullen y sobre todo Brian O'Driscoll. Hasta un ilustre natural de Belfast como Gerry Adams se declaraba «big fan» de ambos en su cuenta de Twitter.
El personaje del que trata de aguar la fiesta lo interpretaba Glasgow. Lógico, habida cuenta de que su apellido, Warriors, suena a banda callejera. Los escoceses aspiraban a ser el primer equipo de su país en ganar este campeonato, coto exclusivo hasta la fecha de cinco conjuntos: tres irlandeses (Leinster, Munster y Ulster) y dos galeses (Ospreys y Scarlets).
No pudo ser, el alicaído rugby del cardo se quedó sin premio gordo y la fiesta de los azules dublineses fue completa (34-12), revalidando el título cosechado la pasada temporada. Y ya van cuatro en las trece ediciones disputadas, amén de otros cuatro subcampeonatos.
Ambos conjuntos estarán en la próxima Heineken Cup al igual que Munster, Ulster, Ospreys y Scarlets. Con el cambio de normativa los equipos más débiles se quedan fuera de la máxima competición continental, si bien Treviso, penúltimo en el Pro12, se adjudica la plaza de cortesía para los italianos y será la cenicienta de un sorteo que se celebrará el 10 de junio.
Tampoco fallaron las previsiones en la final del Top 14 francés. El año pasado Toulon perdió el soñado doblete. Ganó la Heineken pero dobló la rodilla en Liga ante el Castres. Esta vez los rojinegros no han fallado. Tras repetir título continental, se repitió la final del Top 14 pero con diferente resultado. Cuarto título tras los alcanzados en 1931, 1987 y 1992.
El marcador final fue 18-10, con sir Jonny Wilkinson -todos en pie, por favor- como maestro de ceremonias por enésima y última vez. Quince puntos anotó el apertura inglés, sin faltar a su cita con un drop con la diestra, la menos buena, igual que la semana anterior en la final de la Heineken o que hace once años, cuando en el último minuto de la prórroga de la final frente a Australia ganó para Inglaterra el único Mundial que hasta la fecha luce en el palmarés de los de la rosa.
Entre estas dos fases de gloria, la pasada y la presente, un calvario en forma de lesiones casi continuas durante seis años. Por la megafonía del Stade de France sonó como himno de despedida en su honor el «God Save the Queen». Un detalle que lo dice todo.
Montpellier, Clermont, Toulouse y Racing Metro París son los otros cuatro conjuntos galos que estarán en la próxima Heineken. Se han ido a pique dos trasatlánticos -Perpignan (campeón en 2009) y Biarritz (campeón en 2005 y 2006)-, mientras que Baiona se salvó por los pelos. Las dos vacantes serán ocupadas por Lyon -donde militaba Sebastien Chabal, que también se retira- y La Rochelle.
Biarritz ya ha encomendado su proyecto de reconstrucción al exseleccionador irlandés Eddie O'Sullivan. Son días de vorágine en el despacho de Serge Blanco.
El batacazo en esta recta final, la película que acaba con plantón en el altar y lágrimas desconsoladas, ha sido la protagonizada por Saracens. Los de Wattford firmaron una cuasi inmaculada fase regular en la Premiership inglesa y dispararon las expectativas ante Clermont en semifinales de la Heineken. Resultado, dos finales a la vista.
En la primera se vieron rebasados por Toulon. Disgusto, si bien entraba dentro de lo probable y quedaba otra bala en la recámara. Pero en la final de la Premiership, en un partido agónico disputado el sábado en Twickenham ante más de 80.000 personas, un ensayo de Alex Waller en el alargue de la prórroga daba el título a Northampton Saints (20-24).
Saracens, campeón en 2011, suma ya dos campañas consecutivas en las que no logra capitalizar su dominio en la temporada regular, mientras que los de las East Midlands han estrenado su palmarés en este torneo y firman un doblete tras su título en la segunda competición europea, la Challenge Cup.
Además de los finalistas, entrarán el el sorteo de la Heineken Leicester Tigers, Harlequins, Bath, Sale Sharks y London Wasps, este último tras imponerse al Stade Français en el play off entre los séptimos clasificados de sus respectivas ligas.
Por abajo desciende Worcester, y su sustituto saldrá de la eliminatoria entre London Welsh y Bristol. Con ventaja en la ida para los primeros (27-8), la vuelta se celebra mañana.
Varios peldaños más abajo respecto a calidad está la División de Honor española, donde seguirán Ordizia, Getxo, Gernika y Hernani. El domingo se disputó la final liguera, con derbi vallisoletano. El VRAC Quesos Entrepinares ganó a El Salvador (26-15) y conquistó el triplete junto a Copa y Supercopa.
Ha descendido el Ciencias de Sevilla y su lugar lo ocupa el Barcelona. Vigo y Sant Cugat se juegan otra plaza a doble partido. En la ida, los catalanes ganaron 29-10. Resta la vuelta, el sábado en campo gallego.
En féminas, el Olímpico de Pozuelo (Madrid) es el campeón tras imponerse en la final (21-17) al CRAT Universidade da Coruña. Las chicas del Getxo seguirán siendo las únicas representantes vascas, después de que las del Hernani se hayan quedado a un pasito del ascenso.
El rugby español vive un fin de temporada convulso en los despachos federativos, con dimisiones y una herencia en forma de agujero económico que ronda, dicen, los 1,6 millones de euros. Desde el pasado sábado es el donostiarra Alfonso Feijóo, exjugador internacional y exseleccionador, el responsable de intentar sacar a flote una nave que se hunde.
Así que a falta de algunos flecos, la temporada de clubes en el hemisferio norte ha terminado. Al mismo tiempo, en el sur el SuperRugby para en junio para abrir una ventana a los test entre selecciones, con la incógnita de saber si alguien romperá la larga racha de victorias de los All Blacks. Pero esa es otra película y la contaremos otro día.
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