Joseba VIVANCO
Mundial de Brasil 2014

Maradona jugó, venció, meó y perdió

Hoy hace 20 años Diego Armando Maradona se enfundó por última vez la camiseta de Argentina. Fue ante Nigeria, en el Mundial de EEUU. Al poco de acabar, una enfermera se lo llevó de la mano al control antidopaje, que dio positivo. Le «cortaron las piernas».

Más de 50.000 almas se hicieron cuerpo en el Foxboro Stadium bostoniano para ser testigos de algo que ni el más pesimista podía llegar a imaginar: el astro del fútbol mundial, Diego Armando Maradona, iba a disputar su último partido con la casaca albiceleste sin siquiera él mismo saberlo. Era el 25 de junio de 1994, Mundial de EEUU, ante Nigeria. Un doblete de Claudio `El Pájaro' Caniggia sentenciaba a los africanos. Un positivo en el control antidopaje sentenciaría al `Pelusa'. La imagen dio la vuelta al mundo y todavía hoy sigue viva en la memoria colectiva argentina.

Una enfermera -`gordita' le dicen allá- se llevó a Maradona de la mano, de esa misma que un día fue «de Dios», para que orinara tras el partido. Se llamaba -dijeron, porque resultó ser falso- Ingrid María, nacida en California, de 36 años, hablaba castellano, divorciada de un argentino y fascinada por los tangos de Gardel. Hasta se dice que tuvo que entrar en un programa de protección de testigos. Aquel infausto día no solo estaba retirando a Maradona de esa cancha, sino de la selección. Fue la primera y única vez que un sanitario vino a sacar a un jugador para llevárselo derecho al control antidopaje.

«¿Vieron a algún otro jugador al que lo fueran a buscar para llevarlo al antidoping? Y fui, fui como un pelotudo...», fue una de las posteriores confesiones que hizo el `10' en su libro ``Yo soy el Diego''. Maradona dio positivo de cinco sustancias prohibidas, todas derivadas de la efedrina. Era la segunda vez, tras su primer positivo en 1991, jugando en las filas del Nápoles.

Pasaron cinco días hasta que la FIFA confirmó la suspensión de la Copa del Mundo de Estados Unidos del ídolo argentino por haber dado positivo en el control antidóping. «Me preparé como nunca para este Mundial. Hablan de efedrina, pero yo después del partido corrí diez kilómetros, tengo testigos. Esto me duele mucho, porque me cortan las piernas, me dan por la cabeza en un momento donde uno tiene la posibilidad de resurgir», se lamentó tras conocer el resultado. «No quiero dramatizar, pero creéme que me cortaron las piernas», fueron las palabras suyas que pasaron a la posteridad, ligadas a aquel suceso. «Creo que me sacaron del fútbol definitivamente. Tengo los brazos caídos, el alma destrozada. Quiero que les quede claro a todos los argentinos que no corrí por la droga, corrí por la camiseta», reiteró dolido.

Más contundente resultó el entrenador de la selección de Argentina, Alfio Basile, que no se mordió la lengua: «Yo no puedo sostener que a la Argentina la quisieron voltear, aunque pienso que nos perjudicaron. Nadie me explicó lo de la efedrina y todo ese despelote. Aquellos que creían que Maradona y Argentina no existían nos apuntaron cuando vieron quienes éramos. Nos sacaron del camino porque éramos peligrosos. A nosotros nos apuntó la cúpula de la FIFA. Pero tengo en claro que era la última oportunidad que disponía Brasil para ganar la Copa del Mundo bajo la gestión de Havelange, además los brasileños venían de fracaso en fracaso y tuvieron la ayuda que necesitaban. Cuando vi a la gordita entrar a la cancha buscando a Diego Maradona ya empecé a sospechar. No me olvido que un par de días antes del debut llevamos al plantel a Harvard a realizar unos análisis integrales. Y a nadie le saltó nada».

Argentina entera lloró. Como había llorado a otros ilustres compatriotas. El mundo del fútbol derramó también alguna lágrima. Se iba `El Diez', se iba Maradona. El mejor. Aquella historia se cuenta hoy en ``El último Maradona (Cuando a Diego le cortaron las piernas)'', de los periodistas Andrés Burgo y Alejandro Wall. «El anuncio de la expulsión de Maradona del Mundial 94 se siguió en la televisión como el final de una serie y se lloró en las calles como la muerte de un personaje célebre», escriben en esta relato, en el que incluso revelan el verdadero nombre de la enfermera, Sue Carpenter. Daniel Cerrini fue el fisicoculturista que le preparaba las dietas a Diego y le dio las pastillas dopantes, aunque asegura que Diego las ingirió de manera involuntaria. ¿Culpable, víctima? La cruda realidad es que aquel fue el último partido de Maradona con Argentina y su casi adiós al fútbol. Como lo sintetizó de manera magistral el escritor uruguayo Eduardo Galeano, «jugó, venció, meó, perdió».