IBILIZ IBILI | JUAN MARI FELIU

El valle de Baretous, La puerta de Biarno

Situado bajo la excepcional pirámide calcárea de Auñamendi, la mítica cúspide de Euskal Herria, el verde valle de Baretous constituye el más pequeño de los valles de Biarno y la puerta de la alta Zuberoa con el profundo valle de Aspe. En esta parte del Pirineo Occidental nos llamará la atención el relieve de la montaña, en contraposición con los valles vecinos de Erronkari y Ansó, más soleados, suaves y áridos. La cercanía de Baretous con el valle de Belagoa hace posible la realización de una serie de excursiones para descubrir un territorio un tanto olvidado por los mendigoizales vascos.

De Baretous se puede decir que fue habitado desde la prehistoria, tal como testimonia un extenso censo de megalitos sepulcrales. El romano Plinio cita la tribu de los Bercorates, que hablaban una «extraña lengua», que podría corresponder a los primitivos habitantes de estas tierras, una lengua acuñada como «lingua navarrorun». Desde antiguo las costumbres de Facería o Fuero han sido una causa común entre los habitantes de las dos vertientes. De esas tradiciones perdura desde 1375 el célebre Tributo de las Tres Vacas, surgido de seculares pleitos y enfrentamientos sangrientos.

En anteriores ocasiones hemos propuesto rutas rozando los límites orientales del territorio vasco, como Kanbillu, Irakurri, el Pourtet o el rosario de cumbres del macizo de Izarbe, desde sus dos vertientes. En esta ocasión la excursión se mueve sobre el cordal desprendido desde las cumbres de Auñamendi y Soumcouy hacia el norte, que separa en progresivo descenso el valle de Baretous con el de Aspe, profundo y montañoso. Este cordal separa el río Le Vert con el Gave de Aspe respectivamente.

El valle de Baretous se encuentra plácidamente extendido entre colinas a dos mil metros más abajo del pico de Anie. El valle está formado por cinco municipios con Aramits (Aramitze) como capital, seguido de Lanne (Lana), a escasos seis kilómetros de Montori (Zuberoa), Issor (Izor), Arette (Areta) y Feás (Inhasi). Una vez en el puerto de Hernaz solamente hemos de sobrepasar la estación de esquí de la Piedra de San Martin y afrontar seis kilómetros de descenso entre bosque dirección a Areta hasta el collado de Labays. Junto a una casa del servicio de carreteras se encuentra el desvío de la carretera que baja al valle de Aspe por Izor-Issor, larga y sinuosa entre densos bosques.

Este paseo circular arranca del citado collado de Labays (1351 m.) por una pista de grava que nos interna bajo un denso bosque de hayas y abetos por el lomo del cordal. Poco después saldremos de la penumbra forestal a un amplio rellano herboso, donde se encuentra el chalet Labays. Frente a nosotros quedan las inclinadas laderas de Soulaing, que deberemos remontar por borrosas sendas, desde un abrevadero. Teniendo como referencia un solitario pino situado en el borde oriental de la montaña, la senda conecta con el hayedo que trepa hasta el borde del altiplano cimero. La meseta llana y herbosa, donde surgen algunas rocas, hace un tanto complicado establecer el punto más alto de sus 1589 metros. Un mojón cartográfico es la única referencia.

Si ha sido espectacular disfrutar del paisaje durante la subida, una vez arriba la panorámica se extiende en todas las direcciones, desde el monte labortano de Urtsuia, en la zona de kanbo, hasta los «tres miles» de Panticosa, donde emerge en el extremo sur el Midi d'Ossau, solitario y dominante. Muy cercano queda el altivo Auñamendi, Anielarra y Arlas que alargan el cordal hacia Lakora, Kartxela, Ori, montañas de Irati y Arbela, Auza, las crestas de Iparla, Artzamendi y Baigura, además del costero Urtsuia. Hacia el norte los cordales se diluyen en colinas hasta el borroso horizonte de las Landas y Ger. Los siguientes pasos hemos de dirigirlos hacia la vertiente contraria, perdiendo altura hasta situarnos bajo la cumbre de 1.574 m, cubierta de bosque.

Aquí abandonamos el cordal para continuar bajando por una vaguada herbosa con algunas señales amarillas que nos llevará a un rellano. Aquí giraremos a la izquierda para continuar por una amplia pista por los boscosos flancos occidentales de Soulaing. Dejaremos varios desvíos descendentes para una vez alcanzando el fin de la pista, el itinerario sube por una ladera despejada de arbolado. Pronto veremos más arriba, cercana, la cumbre de Soulaing. Poco después veremos por debajo de nosotros el chalet Labays, donde tomaremos la pista de acceso al collado del punto de partida.