A través de la Llanada que se extiende bajo San Adrián
Puede empezar por distintos lugares, pero el recorrido que propone Estibaliz Ruiz de Azua no puede dejar de pasar por Gebara -pueblo al que se mantiene unida desde su infancia- y lo único que queda de su antiguo castillo: la torre visible desde distintos puntos de la Llanada. De tener invitados, les enseñaría el municipio de Barrundia, y las cercanas Zalduondo y Agurain, en un marco donde los pueblos pequeños y las tierras sembradas ofrecen tranquilidad.

«No sé si sería para uno o más días», adelanta Estibaliz Ruiz de Azua antes de exponernos una ruta para descubrir sus rincones favoritos. Lo que sí es seguro es que sus invitados se llevarán una muy buena impresión de la Llanada Alavesa, que conocerán a fondo, ya que la periodista propone una escapada pasando por muchos de los pequeños pueblos que la forman para descubrir la historia que guardan sus múltiples edificios históricos. El recorrido podría partir desde el mítico túnel de San Adrián. «Lo daría como opción si los visitantes son montañeros -resalta Ruiz de Azua-, ya que tenemos cerca Aizkorri y Aratz». Pero, más que por eso, es por la importancia que tiene para Araba este lugar: «Es un punto muy significativo, la separación entre Araba y Gipuzkoa y el punto de referencia que ha tenido como paso durante los años; incluso no hace tanto, cuando venía gente que se dedicaba únicamente a la agricultura, de Gipuzkoa a Araba». De ahí, nos guía hasta Zalduondo, cuyo nombre está muy ligado a los carnavales rurales y que también es la cuna de Celedonio Alzola, el archiconocido Celedón que da inicio a las fiestas de la capital alavesa. Ruiz de Azua solía acudir sobre todo el domingo que precede a las fiestas del pueblo, al que popularmente denominan el día en que la fuente del pueblo emana vino en vez de agua, en homenaje a Celedón, quien aparece representado en la misma.
Linaje de los Lazarraga
En el mismo pueblo, es obligado visitar el palacio de los Lazarraga, hoy convertido en museo etnográfico, lo que servirá para conectar con el municipio de Ruiz de Azua: Barrundia. «Al fin y al cabo, fue uno de los Lazarraga -señor de la torre de Larrea- quien escribió el manuscrito del mismo nombre, y su hallazgo descartó las ideas preconcebidas hasta el momento sobre la literatura en euskara», recuerda la presentadora.
El pueblo de Joan Pérez de Lazarraga, Larrea, podría ser un buen punto de avituallamiento, como también lo sería Ozaeta, ya cerca del rincón favorito y actual residencia de nuestra cicerone: Gebara, con el castillo derruido, en lo alto, y el palacio, un poco más abajo: «El castillo está en ruinas pero queda una torre imponente. En un día claro es una atalaya verdaderamente impresionante sobre toda la Llanada», comenta con énfasis Ruiz de Azua.
Agurain y sus edificios
Para la hora de comer, si diera tiempo después de visitar estos sitios, propone desplazarnos a Langarika para sentarnos a la mesa en Laua Jantokia: «Es pequeño, igual que el pueblo, pero por su estética y gastronomía merece una visita». Con las fuerzas repuestas, invita a descubrir la villa fortificada de Agurain, resaltando sus antiguas murallas todavía visibles y los edificios históricos de la calle Mayor: «El ayuntamiento es digno de ver, al igual que las iglesias de San Juan y Santa María. Y también hay que resaltar el ambiente que puede tener Agurain».
Sin apenas moverse, en la cercana aldea de Arrizabalaga, el antiguo dolmen de Sorginetxe, conservado en perfecto estado, ofrece otra estampa «bonita» a los visitantes.
Para completar el día -o una escapada de varias jornadas si queremos visitar todos estos rincones sin caer agotados-, cerca de Agurain también, propone el pueblo de Gazeo, que ofrece unas espléndidas pinturas murales del siglo XIV guardadas en el interior del pequeño templo románico de San Martín de Tours, mientras que en Alaiza llaman la atención unas atípicas pinturas rojizas, cuyo mensaje y procedencia aún no se han descifrado.
Saltamos de nuevo a Barrundia, al pueblo de Maturana, al lado de Gebara: «Si tenemos más de un día, se podría dormir en La Casa Vieja, un agroturismo, con la cual mantengo mucha relación por amistades; es una casa rehabilitada que guarda toda su esencia». Estando por allí, a Ruiz de Azua le parece inevitable visitar el pantano de Ullibarri-Gamboa y su playa de Garaio: «Ya que está en la misma zona, Garaio ofrece un centro de interpretación, además de los paseos que se pueden hacer recorriendo la ruta verde que rodea todo el pantano, tanto andando como en bicicleta».
Si le preguntamos por un lugar donde concluir el itinerario al atardecer, un sitio donde contemplar la puesta de sol, la respuesta es fácil de adivinar: «Mi zona favorita es el castillo de Gebara; no el palacio, sino el castillo, arriba del todo. Hay una piedra desde la que se puede ver perfectamente toda la Llanada, todos los municipios. Es un lugar que tengo costumbre de visitar».
Un tentempié en el camino: Sin salir del término municipal de Barrundia, recomienda los cercanos pueblos de Ozaeta y Larrea, donde siempre hay gente.
Gebara y su castillo: A pesar de encontrarse en ruinas, las ruinas del castillo de Gebara, con su torre que sobrevive aún erguida, son un punto de referencia en toda la comarca.
Un sitio donde dormir: «El trato que ofrecen Reyes y Juan Carlos en el agroturismo La Casa Vieja, en Maturana, merece la visita tanto como el edificio rehabilitado. Es una casa muy chula».

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