Por el voto de las Cinco Pupas! ¿Acaso habrá algo más delicioso que un desayuno en sanfermines? Seamos serios, hasta la amatxi más protectora recomienda a los vástagos de los vástagos que se alimenten bien antes de salir, no vaya a ser que «cojan frío en la tripita». Esas enormes mesadas tomando las calles de Alde Zaharra son parte fundamental de la fiesta. Y huevo frito, siempre concebido de par en par, es su elemento nuclear .

Quien no haya untado un churro de la Mañueta en el corazón baboso de la yema de un huevo con puntilla no puede decir que conozca los sanfermines. La versión más común del almuerzo es la de «huevos con de todo», que incluye cualquier variación curada del corte del cerdo, entremezclada con un par de óvulos de gallina fritos en un mar de aceite. [Sí, han oído bien: los huevos son lo que son y eso va al margen de los sanfermines].

A ser posible y siempre que el tiempo lo permita, hay que almorzar en la calle. Y masticar a carrillo batiente, aunque solo sea por dar envidia de la cochina. Las calles de más allá de Calderería suelen ir bien para eso, allá donde el aire «raspa» un poco. De todo modos, no hay mayor crimen que meterse a la cama sin pasar primero por un bar donde te sirvan un buen plato combinado. Y si es día de madrugar, que nadie se lleve a engaño: un ibuprofeno después de la galleta da cagalera.