Mikel INSAUSTI
Zinema kritikaria
CRíTICA: «La cueva»

La espeleología no es para excursionistas

Al parecer, Alfredo Montero debutó hace nueve años con «Niñ@s», un largometraje poco menos que invisible que no sirvió para darle a conocer. Al segundo intento ha ido la vencida, porque «La cueva» ha causado bastante impacto en los festivales especializados de cine fantástico y terror, hasta el punto de que ya han sido adquiridos los derechos para su remake anglosajón. A primera vista el secreto del éxito está en sus impresionantes escenarios naturales, ya que la localización en una cavidad dentro de un acantilado costero de Formentera se hace omnipresente a lo largo del metraje. Sus angostas e interminables galerías convierten el lugar en un auténtico laberinto, que el realizador nativo de la isla ha explorado a fondo para sacarle el máximo rendimiento en pantalla.

La película funciona a medias, y esto es como uno quiera ver de llena la botella. Por el lado de la sensación opresiva y de claustrofobia da en el pleno, gracias al esforzado trabajo físico de los cinco protagonistas, que aciertan a transmitir la tensión acumulada durante una experiencia tan extrema. Sin duda alguna ponen a prueba los límites de la resistencia humana en un entorno desconocido, que termina por convertirse en una trampa mortal.

Las limitaciones no vienen del bajo techo presupuestario, que en nada afecta a la producción, sino de su tópica derivación genérica hacia el survival, que le resta originalidad y credibilidad. En última instancia no deja de ser una versión subterránea de la archiconocida aventura andina de «¡Viven!». Y no digo más.

Otro aspecto a debatir es el técnico, que en mi opinión afecta directamente a la lógica interna del relato. Se ha querido primar la dinámica del falso documental, haciendo que el grupo de excursionistas perdidos en su temeraria incursión espeleológica se graben a sí mismos, cámara en mano. Cuesta creer que, llegado el momento de la supervivencia antes apuntada, sigan grabando. Por no hablar de las tomas externas que traicionan ese espíritu de found footage.