Grupos vocales como la La Colombina tienen vidas inestables: sus miembros van cambiando con el paso de los años y se reúnen en función de lo que sus calendarios individuales les permiten. En los últimos años se oye hablar poco de La Colombina y es debido a que han reducido su actividad como grupo. Raquel Andueza ha iniciado una carrera internacional, José Hernández Pastor colabora con numerosas agrupaciones y Josep Cabré además de cantante es también director. Quizá por eso su reencuentro del lunes, que agotó las entradas en el Ciclo de Música Antigua de la Quincena Musical, no tuvo la misma calidad que sus recitales de antaño. Aunque son cuatro cantantes que conocen perfectamente los códigos estilísticos del repertorio renacentista que interpretaron, se hizo notoria una falta de entrenamiento, un trabajo en equipo no tan perfectamente engrasado como antes. Y en el circuito de los cuartetos vocales esa mínima diferencia es la que marca la diferencia. Dicho esto, el recital fue muy disfrutable, tanto por la interpretación sobria y trascendente que hicieron de las piezas religiosas de Morales y Victoria, como por la intención y sabiduría popular que imprimieron a las profanas de Francisco Guerrero. Magníficas fueron sus versiones de -Si tus penas no pruebo- u -¡O, celestial medicina!-, y el público donostiarra supo agradecerlas con el entusiasmo que profesa por este conjunto.

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