Eppur sí mola

Los «haters», esa comunidad unida bajo un mismo objeto de odio, han vuelto a constituirse en Sacro Tribunal Inquisitivo. Toca fulminar a alguien. Porque sí. Preséntense los sospechosos habituales. Encabezando el ranking, un rubiales que cuando no rueda, se divierte repasando los mejores momentos de castings femeninos para sus trabajos, consistentes en las más despampanantes candidatas a triunfar en Hollywood limpiándole el Ferrari (sí, es tan sucio y húmedo como suena).
Se llama al estrado a Michael Bay, y la vista dura menos que... una reflexión en una película de... Michael Bay. La sentencia es tan contundente como irrevocable. Sin defensa y/o apelaciones que valgan. «¡Muerte!», brama el clamor popular. Porque una vez más, el director de Los Ángeles lo ha vuelto a hacer: se ha vuelto a encarnar en el mismísimo anticristo del cine. A la horca con él, y rapidito. Pero, a todo esto, ¿cuál ha sido su crimen? Uno que acaba de tipificarse.
A estas alturas (o sea, dos meses después de su estreno oficial... pum) es más difícil encontrar una crítica positiva de «Transformers 4» que... un diálogo realmente inteligente en una película de... Michael Bay. No ha habido conjura de la prensa especializada (hablando de «haters»...), sino algo tan irrefutable como la visión heliocéntrica de nuestro sistema planetario. Vaya esto por delante: la cuarta entrega fílmica de las batallitas entre autobots y humanos contra el cosmos entero es, objetivamente, una película mala. Rematadamente mala. Malísima. Rematadamente malísima. Hasta el infinito, y más allá.
Dantesco. Apocalíptico. Suerte que el calendario nos separa casi dos décadas de la ópera prima de Mr. Bay. Ergo podemos ir al cine (o a Pirate Bay, ¿no?) preparados para el chaparrón, porque al tipo ya le tenemos tomada la medida... Solo que su talla de condón aumenta a cada año que pasa. De esto último trata su cine. De ver hasta qué punto puede sujetársela con una mano, mientras con la otra desviste, con la cámara, a la tía que mejor le ha sacado brillo a su deportivo. El mejor director de erotismo para teenagers de la historia vuelve a la carga con «Transformers 4», título seguido por la coletilla de «La era de la extinción».
Parece que el fantasma de la muerte vuelve a planear por encima del acusado. Lo más gracioso es que esta viene servida por él mismo. Empecinado en ahogarse en sus propios excesos, el filme es lo que se esperaba de él... solo que demasiado. Casi tres horas de tele-tienda rellenadas con el ruido y efectos especiales más abusones, y con algunos de los siguientes slogans: «¡Te mato!»; «Así hacemos las cosas los americanos», «Esto es un libro de texto machista», o «No me importa».
Y así es, en «Transformers 4» nada importa (porque tarde o temprano, todo va a explotar). Ni el argumento, ni el desarrollo de personajes, ni la coherencia general, ni la ausencia del plasta de Shia LaBeouf, ni mucho menos la salud mental del espectador. Tampoco se salva de la quema una mesura sacrificada en pos de un más-difícil-todavía dentro de un déjà vu que, afortunadamente, sigue siendo trepidante. A favor, también, de un músculo digitalmente tan anabolizado que al verlo, la mandíbula del espectador perfora el suelo. Está por ver si por un sentido de la espectacularidad igualmente saturado, o porque el organismo está literalmente al borde del colapso.
A pesar de todo, una voz se alza por encima de tanto caos e ira para proclamar: «¡Y sin embargo, sigo molando!». Palabra del Michael Bay, quien por cierto, sigue con la corona de Rey Midas otorgada por la taquilla. Será que, efectivamente, sigue molando (hasta gritar ¡basta!). Será que a esta fórmula autoral (confirmada con la muy reivindicable «Dolor y dinero») le sienta de maravilla la auto-parodia en la que se ha asentado. Berridos, filtros y cámaras lentas. Sin piedad. Alguien se ríe en la sala. ¿Quién? A saber. ¿Por qué razón? Se desconoce, también. Quizás por gozo, o por nervios, o por puro agotamiento... o por la casi milagrosa constatación de que bajo esa monstruosa ruina de película, del tamaño de Hong Kong, ruge un tiranosaurio metalizado igualmente gigantesco que, en nombre de todas las neuronas caídas en combate, mola. Y mucho.
Estreno
Título: «Transformers: La era de la extinción».
T.O.: «Transformers: Age of extinction (Transformers 4)».
D.: Michael Bay.
G.: Ehren Kruger. Int.: Mark Wahlberg, Nicola Peltz, Jack Reynor, Stanley Tucci.
País: EEUU, 165 m.

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