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Tropas kurdas arrebatan dos pueblos al Estado Islámico en Kurdistán Sur

Las tropas kurdas o peshmergas han recuperado el control efectivo sobre las estratégicas localidades de Gwer y Majmur, en los límites de Kurdistán Sur, informaron fuentes oficiales kurdas. La aviación de EEUU bombardeó previamente durante dos días esas posiciones.

La aviación estadounidense había bombardeado previamente durante dos días las posiciones del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Gwer y Majmur, ubicada al sur de la capital kurda Erbil, en la carretera hacia la ciudad petrolera de Kirkuk, dijeron las fuentes a la web kurda Rudaw.

El viceministro de los peshmergas, Anuar Haji Osman, confirmó la toma de Gwer y anunció una amplia ofensiva por parte de sus tropas.

Dirigentes militares kurdos aseguraron a la web que en todos los frentes de la provincia de Nínive los yihadistas se están replegando, mientras que en Kirkuk y en el norte de la provincia de Diyala su número está descendiendo.

Pese a todo, en el frente de Yalaula, en Diyala, las fuerzas kurdas se hallan inmersas en violentos combates en los que habrían muerto unos 25 milicianos yihadistas.

Los peshmergas mantienen desde el sábado una ofensiva militar, con ayuda de las aviaciones iraquí y estadounidense, para recuperar los territorios ocupados por el Estado Islámico en las cercanías de Mosul, según el general kurdo Abdelrahman Kurini. Estados Unidos inició el viernes sus ataques «selectivos» a posiciones del EI con dos rondas de bombardeos y dejó abierta la posibilidad de ataques adicionales para «proteger» al país de la «amenaza» de los yihadistas.

Gran Bretaña y el Estado francés se sumaron ayer a la carrera para evitar que los civiles atrapados en el Monte Sinjar mueran de hambre. 20.000 de los desplazados lograron huir a Siria y regresaron luego a zonas más tranquilas de Kurdistán Sur, dijeron ayer fuentes locales. Miles de personas siguen asediadas, amenazadas tanto por el hambre y la sed como por los yihadistas. Dos días después de que EEUU iniciara sus ataques aéreos, tomaba así forma una coordinación occidental de la ayuda para evitar lo que Obama advirtió podría ser un «genocidio inminente».