Beñat Etxeberria seguro que celebró como una Champions su regreso a casa hace un año. Otro hijo pródigo más de Lezama que regresaba a sus orígenes hecho ya un hombre de fútbol. Volvía, ademas, con su familia, con sus amigos, su cuadrilla, su lonja en la que reunirse casi a diario. Todo debiera haber sido miel sobre hojuelas para él, en una temporada mágica para el club, en la que de manera inexplicable aun apenas sí pudo saborear sobre el césped. Su aclimatización al fútbol de Ernesto Valverde no fue la idónea y Beñat tuvo que sufrir el banquillo y aguantar mil y un comentarios sobre los porqués. Hoy, parece que Beñat ha vuelto. Eso es lo que parece porque esto no ha hecho sino echar a rodar.

«La pretemporada la he empezado bien, con ganas, las mismas que el año pasado, y satisfecho por ahora por cómo me encuentro físicamente y como me están saliendo las cosas», señaló ayer el vizcaino tras el entrenamiento matutino en el que entrenaron con el balón oficial de la Champions. «Me encuentro muy bien, igual mejor que en algunas fases del año pasado. Sigo siendo el mismo y espero poder demostrarlo», añadió a sus argumentos, siempre parco en palabras.

De momento, la confianza en él por parte de Txingurri es la misma de hace un año. Iba para titular, pero a las primeras de cambio, el técnico reordenó fichas y la pareja Iturraspe-Rico con Herrera por delante le cerraron el paso. La marcha del exzaragozista este verano le abrió las puertas, por delante de los canteranos aun en ciernes, y Beñat lo ha aprovechado.

El vizcaíno ha participado en seis de los ocho test disputados hasta ahora por el equipo bilbaino y además de anotar dos goles -al Al Hilal y el Benfica-, ha sido decisivo al iniciar las jugadas de estrategia, como las que originaron dos de los tres goles marcados por Aritz Aduriz el pasado sábado en Alemania. «El año pasado ya venía jugando algunos minutos en esa posición, tienes que cambiar esa mentalidad de tener que llegar más al área, pero por todo lo demás sigue siendo igual». Y de momento ha cumplido en su cometido, «hacer tu trabajo», resume.

Beñat, como el resto de sus compañeros, vivió el sorteo de la previa de la Champions como quien espera el regalo de Navidad. Y lo hicieron en grupo, en San Mamés, tras entrenar. Todos frente al televisor. «Fue un momento inolvidable», recuerda. Cayó «un rival duro», o «la mala suerte de que nos tocara el Nápoles», así que «es lo que ha tocado y lo que tenemos que hacer es ponérselo difícil a ellos y demostrar que también somos un gran equipo». En esa línea, el de Igorre envió un mensaje optimista al considerar que el equipo está «con chispa, y más que chispa está muy motivado para afrontar esta eliminatoria, estos dos partidos que son los más importantes del año por ahora», queriendo transmitir que el grupo «está 100% para afrontar la eliminatoria».