Mikel INSAUSTI
CRíTICA: «Lucy»

El cerebro de Luc Besson funciona al cinco por ciento

Ya he entendido por fin lo que Luc Besson quiere decir al mundo cada vez que anuncia en falso su retirada de la dirección cinematográfico. No es que se arrepienta de la decisión, y luego se eche para atrás. No, es su forma de expresar que hace tiempo que tiró la toalla creativamente, ya que el verdadero autor de «El gran azul» no volverá nunca. El que sigue con el mismo nombre es otro, un hombre de negocios que escribe sus guiones y los produce como lo haría cualquier ejecutivo de Hollywood, pero con capital europeo. La clave del enigma me la ha dado su última realización, la cual contiene el mensaje subiliminal de que en realidad el nuevo Besson está utilizando el potencial de su cerebro incluso por debajo del diez por ciento generalizado.

De no ser así, a qué viene toda esa ridícula e indocumentada teoría del 10%, puesta además al servicio del típico argumento de serie Z hinchado para una producción presupuestada en 4o millones de euros. Voy más lejos aún, hasta todo ello podría tratarse de una excusa para el lucimiento de la actriz Scarlett Johansson en su absoluto esplendor. Somos muchos los que pensamos que Besson está en deuda con los que la han dirigido previamente en «Los Vengadores», «Under the Skin» y «Her», que son: Joss Whedon, Jonathan Glazer y Spike Jonze, respectivamente. En «Lucy» hay aspectos relacionables con cada uno de los tres títulos mencionados, siendo la Johansson el nexo común. Ella viene a ser, por otra parte, la suma de las heroínas bessonianas, y de ahí que se justifique su condición de superheroína mediante la licenia ficcional del 100 % de funcionamiento cerebral.

No seré yo quien critique a ningún cineasta por dejarse llevar del irresistible encanto de la señorita Escarlata, pero de ahí a pensar que se puede transformar en cualquier mujer va un trecho. El cambio que genera la droga experimental en el organismo de su personaje es demasiado rápido y fulminante, como para pretender resumir en un abrir y cerrar de ojos todo el proceso evolutivo femenino desde Eva o Lucy hasta nuestros días.