(...) ahora ya no es la hora de los intereses de partido ni del cálculo interesado, ahora es la hora del país y de la política con mayúsculas. Una política que exige rigor, como no se cansan de repetir algunos dirigentes políticos, pero que también reclama audacia y decisión, como el país ha dejado bien claro en las calles.

Estos últimos meses he escuchado, confieso que a veces al límite de la repugnancia, cómo políticos de varios partidos decían, sobre el 9-N, una cosa en público y otra en privado. Tengo tendencia a dar más valor siempre a las declaraciones públicas porque son las que en definitiva comprometen, pero creo que el esfuerzo realizado durante tres años por la población, especialmente este año con la V, reclama que se acabe radicalmente este comportamiento. Porque la manifestación de ayer exige a todos los responsables políticos no defraudar esa ciudadanía que ha dado una auténtica lección de perseverancia, de firmeza y de imaginación. (...)

Los partidos y las instituciones deben encarar ahora el envite de hacer efectiva la independencia en el menor plazo de tiempo posible. No quitaré importancia, de ninguna manera, a los obstáculos. Sabemos de sobra que no será fácil de gestionar una situación tan compleja como la que se nos presentará estos próximos meses. Pero esta es la labor de las instituciones catalanas: esto deben hacer y esto les reclamamos que hagan, sin excusas. Porque no hemos llegado tan lejos para fallar ahora. No con este pueblo triunfante que ha llenado de esperanza la capital del país.