Arrojar la dignidad por la borda
Duro drama el que presenta «Haemu» en competición oficial. La película surcoreana trata sobre una trágica historia de la inmigración ilegal, en la que se ven implicados una treintena de chinos que intentan llegar a la costa de Corea del Sur, y el capitán de un barco y su tripulación que arrojarán por la borda su vida y su dignidad.

La tercera película a competición oficial proyectada este lunes en Zinemaldia dejó un agrio sabor de boca. No por la mala calidad de la película, ni mucho menos, si no por la crueldad y la dureza de las escenas que forman la película «Haemu», para algunos otra de las firmes candidatas a ser una de las premiadas de esta edición.
La inmigración ilegal y la falta de recursos económicos se apoderan del destino de un capitán de barco y su tripulación. Dueño de un buque pesquero que no garantiza ni la seguridad ni la obtención de una buena captura para poder venderla en el muelle, Kang se decanta por visitar a un amigo mafioso y pactar el transporte de una treintena de inmigrantes chinos hasta la costa surcoreana. Si en un principio parecía que el riesgo residiría en poder ser sorprendidos por la Policía, la situación se complicará, y mucho, tras un trágico accidente, y la posibilidad de ir a prisión será una mera anécdota comparando con las durísimas soluciones que dará el capitán al problema emergido por una fuga de gas en la bodega del buque. El grumete más joven, Dong-sik, se enamorará de una de las inmigrantes, y ello desencadenará en una situación aún más trágica.
El director, Shim Sung-bo, explicó que durante el rodaje tuvo muchas limitaciones, ya que algunas escenas las tuvo que grabar en un barco falso, por lo que doblegó los esfuerzos en dotar de realismo todas las tomas. «Rodar ha sido difícil. El tamaño de barco era bastante importante y muchas escenas ocurren en un sitio cerrado, por lo que tenía que demostrar las dimensiones de este sitio. Desde el principio tuve que dividir cada escena en varias partes», añadió.
A su juicio, esta película refleja «un conflicto entre humanos», además del «desarrollo del amor en un hombre». Los instintos más primarios, de supervivencia, y la locura florecen según se desarrolla la trama. Y ahí el personaje del capitán Kang obtiene mayor relevancia, sobre todo por su sangre fría a la hora de tomar las decisiones. No obstante, el director no lo ve como «un villano». «Intenté buscarle su lado más humano», explicó ante la prensa.
También mencionó que hace una referencia a la sociedad surcoreana, donde conviven con «chinos y chinos-coreanos», como muestra de las diferentes procedencias de sus ciudadanos.

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