A lo largo de «Eden» se repite mucho la escena del portero de discoteca que repasa la lista de invitados, dejando o no pasar a quienes esperan fuera. Mia Hansen-Løve siempre estaría entre los vips elegidos para poder entrar a la fiesta, por lo estilosa que es y lo bien relacionada que está. Casada con el cineasta de culto Olivier Assayas, ha contado con el asesoramiento de su hermano mayor Sven para realizar su película sobre el mundo de los Djs en el París de la década de los 90.

Tampoco es que cuente nada que no se sepa ya, sino que personaliza ciertas experiencias comunes a una generación que vivió la noche de una manera determinada. Escoge a un personaje anónimo como protagonista, un Dj seguidor del sonido garage house, con una fidelidad que le lleva a quedarse trasnochado a las primeras de cambio, a sabiendas de lo caprichosas que son las modas en las pistas de baile. El chico se va haciendo mayor, pero se niega a rendirse al techno y a otros estilos que no considera herederos directos de la música disco.

Su actitud vital le honra, pero tal vez a costa de que su condición de perdedor es remarcada en exceso, sobre todo cuando surgen las comparaciones con Daft Punk, presentados como la otra cara de la moneda, la del éxito duradero. La segunda parte, más corta que la primera, describe su decadencia profesional y personal.

A los comienzos, siempre ilusionantes, la película les dedica más espacio e interés. Puede que en aquellos primeros años todo tuviera sentido, aunque luego se quiere alargar la etapa juvenil más de la cuenta. Al principio la inestabilidad emocional del Dj, con constantes cambios de pareja, va con el ritmo de la música y de las salidas nocturnas. Las drogas también entonces juegan su papel, y se deja notar la influencia que llegó a tener el éxtasis. Su efecto es contemplado desde fuera, con toda la objetividad posible. No hay nada de experimentación sensorial, salvo en un muy pequeño detalle inicial de animación, que ya no vuelve a asomar por ningún lado. Tal vez se trató de un espejismo, de algo pasajero y destinado a desaparecer.