Todavía joven, el nuevo San Mamés recopila datos históricos desde la pasada temporada. El primer gol, la primera victoria, la mejor racha... Lamentablemente, no todos son positivos, y en este triste arranque liguero el Athletic está protagonizando uno de los peores, merced a los 284 minutos que acumula sin ver puerta.

Desde el pasado 30 de agosto, la grada del estadio rojiblanco no ha podido volver a celebrar un gol. Entonces, a un cuarto de hora del final, Iker Muniain cerraba el triunfo (3-0) frente al Levante. El Athletic no ha sido capaz de volver a marcar en casa. Y tampoco ha podido ganar un solo partido, lo que le mantiene en puestos profundos de la clasificación. Una sequía poco habitual. De hecho, hay que remontarse casi dos décadas para recordar una situación similar. Fue en la campaña 95/96 cuando, con Dragoslav Stepanovic en el banquillo, los vizcainos padecieron 681 minutos de espera. Los que separaron el gol de Carlos García ante el Zaragoza, el tres de enero de 1996, y el del propio centrocampista vizcaino frente al Salamanca tres meses después, el 4 de abril.

Está, afortunadamente, lejos de aquel récord el Athletic de Ernesto Valverde pero eso no resta gravedad a la situación. No solo porque sus jugadores no vean puerta, ni siquiera un Aduriz que comenzó la campaña entonadísimo pero se ha contagiado de la miopía general, sino sobre todo porque tienen pocas posibilidades de hacerlo. El principal problema de los rojiblancos no parece pasar por la falta de remate sino por la falta de juego. El ejercicio de impotencia del equipo en el derbi frente al Eibar parece un buen ejemplo.

Lo reconocía a la conclusión del choque el propio Valverde, que había visto a su equipo «espeso». No acertaba a encontrar la razón concreta por la que las prestaciones del Athletic han caído alarmantemente en las últimas semanas pero sí apuntaba un factor muy a tener en cuenta: los rivales han cogido la medida a la escuadra vizcaina, que se encuentra demasiado a menudo con una muralla, doble y hasta triple, infranqueable, lo que impide que la posesión y la iniciativa se traduzcan en llegadas claras al área.

La cabeza, con el equipo cada vez más presionado, también juega un papel importante. Valverde, de hecho, reconocía que un buen partido frente al Bate puede resultar doblemente beneficioso, de cara a la Champions, pero también como fuente de «buenas sensaciones» para «coger impulso» y entrar «en una buena dinámica».

Poco tiempo tiene para prepararlo el Athletic, que hoy entrena en Lezama (9.30 puerta cerrada) para partir de inmediato rumbo a Bielorrusia.