La redacción de un decálogo de mínimos y la conformación de diferentes grupos de trabajo. Esas fueron las principales aportaciones que generó la segunda asamblea del denominado Proyecto Kutz, una iniciativa surgida en las redes sociales que tiene como objetivo regenerar el club rojillo. Alrededor de un centenar de aficionados se dieron cita en los locales de la Peña Alegría de Iruña para contribuir con sus ideas e impulsar este nuevo movimiento que busca renovar Osasuna.

Con muchas ganas de dar continuidad a esta idea, los presentes aprobaron toda una serie de normas de funcionamiento interno para sucesivas reuniones e incluso surgieron los primeros voluntarios para conformar los diferentes grupos que irán dando forma a cuestiones y demandas en diversos aspectos que rodean a lo que es un club de fútbol. Así, se habló de dividir las áreas de trabajo en cuatro: económica, jurídico-legal, social y comunicativa.

Especial relevancia se le dio en las diferentes intervenciones a la necesidad de volver a intentar una reforma profunda de los estatutos, una nueva reglamentación en la que participen y tengan presencia el mayor número posible de socios, con el objetivo de que la asamblea de compromisarios sí que saque adelante dicha propuesta en esta ocasión.

Dicha reforma es uno de los puntos básicos que se recogerán en el futuro decálogo, donde también ya se lanzaron algunas de las ideas fundamentales que deberá incluir. Entre ellas, la ya citada regeneración del club, la exigencia de responsabilidades a los anteriores gestores, la realización de una auditoría continuada, el reconocimiento de la obligación de pagar la deuda a Hacienda, o la defensa del patri- monio del club, entre otras cuestiones importantes.

Crowdfunding, aparcado

Un punto crucial que también se analizó en la asamblea es la situación generada por la posible presentación de una candidatura encabezada por Luis Sabalza -hoy se concretará si queda materializada o no- y lo que ello afecta al Proyecto Kutz, en cuanto a su vocación primigenia de haber llevado a cabo una cuestación entre los socios para sufragar los avales económicos.

En concreto, una de las ideas iniciales era realizar una campaña de crowdfunding -se había calculado una aportación de 85 euros por abonado, aunque también se abría la posibilidad de participación de otros aficionados- para que los socios se hiciesen con el control del club, designando una junta directiva que solo desarrollaría un papel representativo, dejando la gestión de las parcelas importantes a técnicos en la materia.

Esa labor queda de momento en suspenso a la espera de lo que suceda, pero se mantiene la idea de que Proyecto Kutz se convierta en un grupo de presión que vigile los movimientos de una futura junta directiva.